Yo

martes, 27 de marzo de 2012

Corazón en bandeja

La estancia era hogareña. La luz, tímida a entrar en escena, dejaba entrever los colores que adornaban el comedor. Mucho verde alimentaba el aire, proporcionando oxígeno a quien tuviera la ocasión de volver a respirar. Un silencio armonioso caracterizaba tanta tranquilidad, tanto bienestar, tanta emoción...
El cantar de los pajarillos fuera y el tic tac del reloj hacían casi perfecta la visita en cuestión.

Con extremo cuidado abría el pecho en canal. Un corte fino desde la clavícula hasta el estómago hacía posible la abertura de la caja torácica. El crujir de las costillas, al darse de sí por la fuerza empleada, rompía con la singularidad de la casa. El rojo intenso de la sangre jugaba con el tono arena de las cortinas y el estampado del sofá, creando una armonía perfecta entre ambos. Con delicadeza fue aislando el corazón, consiguiendo extraerlo, sin más dilación. Lo depositó en una bandeja. El latir, más fuerte que nunca, ejercía de banda sonora para el anfitrión.

Se sentó. Exhausto por la acción, apartó el plato con cuidado y se dedicó a limpiar cada uno de los utensilios empleados. Poco a poco fue limpiando con esmero el rojo dominante en la foto. Cuando acabó sus manos sujetaron un paño de cocina blanco impoluto, agarró una de las puntas y la escondió, cuidando el detalle, entre su cuello y camisa. Volvió a recorrer el camino realizado con el plato para su desplazamiento, en este caso, en sentido contrario. Arrimándolo con gula cogió con la mano derecha el cuchillo y con la izquierda el tenedor. El primer corte estalló en salsa roja, tanto que encharcó el plato pareciendo sopa. Masticó hasta acabarse el último trozo de ventrículo.

Cuando acabó, limpió su boca dejando el paño en estampado. Lágrimas recorrían sus mejillas, sonrojadas a consecuencia del calor pasado por el maltrago. Sus manos temblorosas denotaban una sensibilidad extrema. A flor de piel. Delicada al tacto. Pues no hay mejor estado que vomitar los sentimientos enquistados.

Así, abriendo su corazón por primera vez ante sus ojos, volvió a respirar el aire alimentado por un verde esperanza...

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