Yo

lunes, 20 de agosto de 2012

Carrusel

Nunca me pareció bonito. Las figuras me recordaban a películas de terror, donde enfocan en primer plano con música tétrica para dar ambiente al susto que llega después inevitablemente. Nunca creó una fantasía en mi cabeza. O quizás sí, pero en ningún caso fue el tipo de fantasía que supuestamente tiene que crear un niño. Que girara y girara a una velocidad inimaginada. Que realizara un centrifugado exprés. Su paso lento y trayectoria circular insulsa e incapaz de transmitir cualquier emoción no tenía ningún tipo de atracción para mí. Quizá fui tarde, no fui demasiado niña. Pero las circunstancias de mi vida me hicieron crecer de forma vertiginosa, y lo que a los demás niños les provocaba ilusión, a mí me creaba indiferencia. Viéndolo desde fuera, me imaginaba de pie en el epicentro, dando vueltas sobre mí misma, una y otra vez, quizás con suerte pudiera desaparecer.
Miraba sus caras, alegres e ilusionadas. Yo me mantenía ausente. Intentando imaginar que mi caballito de mar pudiera escapar de repente, que me sumergiera en un mar azul, libre, diferente...
Pero mi mente volvía en mí, y reflejaba la realidad consecuente, que bajaría en 3 minutos y todo sería como siempre.

Ir a la feria para mí no fue nunca una ilusión. Como tampoco lo fueron escenas disfrazadas de satisfacción.
Y aún me enseñas fotos de niñez con devoción... Si dibujara el sentimiento que yo tube sería coloreado con dolor. Eso precisamente viví yo. Y no puedo ponerme careta, dibujar una sonrisa donde todo fue tristeza. Pasas página con rapidez, yo aún mastico y trago situaciones de defensa. Defensa propia. Lo que tube que aprender a tu lado. Una gincana que hoy en día aún no tiene salida. Un laberinto como el de Humor Amarillo, en el que escoja la puerta que escoja acabo encontrándote a ti, disfrazada de buena madre y esposa. Una realidad tormentosa que ninguna de las dos soporta.

Y el paso del tiempo, que a veces lo cura todo, sigue permitiendo que mi herida sangre. Sigue recordando todos los instantes en los que nunca me sentí niña. Sino una desgraciada desvalida que tubo que crecer a contrareloj en la vida. ¿Aún quieres que sonría recordando ésos momentos de mi vida? Se siente, no va a poder ser. Mi alma sigue herida y no sé muy bien hasta cuándo podré.

Quizás más tiempo, no lo sé. Demasiados acontecimientos para un corazón cansado ya de reconocer que me tocó a mí sufrirte a ti. Y que intentes ser otra persona ahora... está por ver.

Datos personales