Yo

viernes, 25 de noviembre de 2011

Auxilio

En ciertos momentos, como los de ahora, en los que mi mente corre por un subconsciente y mi cuerpo por otra onda, puedo analizar cada una de las percepciones subyacentes que mi alma siente. Puedo experimentar cada una de las sensaciones, que raramente, se disfrazan de emociones complacientes hacia un cuerpo extrañamente raro, que no se siente normal. Que procura hacerse un hueco en lo paranormal, que no deja de ser atrayente.
¿Soy yo, la que se disfraza interiormente? ¿O son mis emociones que procuran abstraerse de situaciones que racionalmente son anormales socialmente?
Sólo puedo contestarme a mí misma. Pues estando en estado decandente aparecen criterios anímicamente, correctos o incorrectos, que circulan por una vida de desespero. Por una vida plagada de incógnitas que interiormente no se encuentran. ¿Quieres ser tú la persona que dé rienda suelta a tal desbarajuste?
En mi cama suenan campanas holgadas de situaciones en las que se replican tu nombre. Campanas que hacen sonar su grito de auxilio. De incertidumbre.
- ¡Ayúdame!
A ser yo. A gritar mi nombre. A nombrar cada una de las decadencias de un silbido llamado vida. Donde todo se intensifica. Donde aparecen pronombres que cobran tal importancia desmedida que crean significado a un alma perdida.
- ¡Ayúdame!
A ser yo. A no sentir dolor. A creer en mí misma y a no retractarme en la acción.
- ¡Ayúdame!


Por favor..


domingo, 20 de noviembre de 2011

Sensaciones

Un rato ameno. Con unos amigos tomando unas cañas, y yo en mi mundo paralelo. Delirando sobre un pensamiento extraño, tú. Pensando en tus manos acariciando mi piel que quema otra vez. Que harde en deseos de saber si piensas en mí como yo lo hago en ti. Y humedezco. Valorando la idea de que tus dedos resbalen por mi espalda hasta llegar a la trastienda. Allí donde se encuentra el deseo. Allí donde guarda silencio todo lo que guardo dentro. Experimentando sensaciones que más tarde evalúo sin remedio.
Y me besas. Como si fuera la última acción que realizaras en este submundo de razón. Como si te fuera la vida en ello. De estraperlo. Con la magia de lo pensado, sentido e imaginado. Como yo te deseo a ti. Como irremediablemente me haces sentir. Una hoguera humana que desprende humo al revivir.
Y bebo de mi caña fría. A ver si apaciguo a las olas, con sus idas y venidas. A ver si apago el fuego que recorre mi cuerpo cada vez que te pienso. Cada vez que imagino que entras en mí de nuevo.
Trago. Inconscientemente abro mis piernas y estremezco sin quererlo al imaginarlo. Desgarras mis muslos atrayendo cada sensación de desenfreno. Custodiando cada parte de mi ser como si se tratara del tesoro a defender.
Y me pierdo...

Decadencia

No me entenderán. No podrán ponerse en mi piel ni llegarán a sentir lo que yo siento. No podrán llegar a imaginar lo que yo pienso, imagino o creo. No llegará nadie a hacerse una idea de lo que pasa por mi cabeza. Nunca. Mientras alguien lo intenta, sigo en mi idea firme de permanecer bajo sospecha, de sopesar cada gesto, cada palabra, cada caricia, cada idea. Analizando. Millones de conectores entre sí facilitan la llegada de cada significado a mi centro de recepción. Siendo así evaluados como descartado, posible o interesante.

-Procura no abrir la boca si no vas a decir nada inteligente, puede que tu subconsciente te delate regalándome una estupidez hiriente. Sorpréndeme acaparando toda mi atención en ti, y no hagas que mi mente se disperse en dos minutos de asfixia oyente.





viernes, 18 de noviembre de 2011

...

Las puertas del cielo no abren para mí.
Mis alas rotas hacen que pierda el vuelo.

Estoy cayendo...

No sé si podré aguantar este sin vivir que tengo,
Ésta vida entre barrotes de hierro,
Ésta ciudad de cuatro paredes que me absorbe lentamente el cerebro.

Entre tejados anda el juego.
En la cornisa de la decimoctava historia.
Un paso, otro paso y miro sin remedio hacia abajo.
Sin mirar hacia arriba que es donde se encuentra mi alma perdida.
Deambulando en círculos imaginarios.

Cansada de sentir siendo ciega,
Cansada de ahogar las penas en la botella.
Cansada de bloquear emociones, escapando.
Cansada de chillarle al viento a grito pelado.

Un paso, otro paso
Y le grito al vacío que me arrope en su regazo.


jueves, 17 de noviembre de 2011

Horas de espera

Las horas se hacen más largas. Las agujas del reloj carecen de movimiento. Y, mientras, ella en la sala de espera pronosticando diferentes efectos. Su corazón bombeaba a ritmos diversos. Pendiente siempre de sentir cada poro de su piel, cada parte de su cuerpo, en éste momento frágil, delicado, enfermo.
Intenta buscarse en sus adentros y permanecer en calma, esperanza. Angustiada. Así es realmente como se siente, sin pensar en posibles circunstancias latentes. El hecho de imaginar era lo suficientemente abstracto como para creer en ello. Quizás lo que realmente le daba miedo era tener su cuerpo en sus manos.

Observaba con detenimiento cada paso y cada de gesto de toda enfermera viviente. Médicos abstraerse, pues para su visita diaria tan sólo requería la compañía de enfermeras momentáneamente. Siempre llegaba antes, quizás por nervios, incertidumbre.. o por la sensación de entrar en su cuerpo tal líquido, veneno, que se supone que mata a aquello que nos mata, a nosotros, los enfermos.

Los ojos de la enfermera la buscaban, rutinaria. Aquella dulce sonrisa de echo no servía de nada para calmar aquél mal trago vivido, obligado. Aunque, evidentemente, era de agradecer. Su tez pálida pronunciaba más aún las ojeras que hacían mella por el cansancio de su cuerpo esclavizado. Parecía que su pelo perdía color, por lo menos lo conservaba... El paso del tiempo se lo arrebataría con decisión.
Una mirada rápida de pánico y nerviosismo a su alrededor nos daba los buenos días. Aquella sala era capaz de congelar en cuestión de segundos, pues la escena era precaria. Vacía. Sin vida. De echo luchábamos todos por mantenernos en línea y evitar que un día u otro el monitor cardíaco cesara de emitir nuestras funciones cardíacas y respiratorias, vitales para la vida autónoma.

Tímidamente sus ojos se fijaban en mí. Seguían después el sistema de trasvase en vena que llegaba hasta la botella que curiosamente protegía el papel de plata, evitando así conocer el color o aspecto de aquél veneno inyectado en sangre. Volvían rápidamente a mí, a mis ojos, los que la intentaban tranquilizar una y otra vez a lo largo de sus visitas.

- ¿Cómo lo llevas? - le pregunté ésa vez.
- Aún no lo sé...
- Es normal, poco a poco...
- ¿Me llegaré a acostumbrar?
- Creo que a ésto no se acostumbra nadie... Pero hay que hacerlo... ¿no?

domingo, 13 de noviembre de 2011

Encerrada

No puedo ver a través de mis ojos. Cerrando puertas a un interior que se ha hecho insensible, frío. Helado. Un hilo de cuero ha sellado mis labios. Mis párpados duelen al abrirse, permanecen cerrados. Aquí en la oscuridad sé quién soy. Supongo que debía caer otra vez, siempre encuentro mi lugar entre las cenizas.
Aún recuerdo el calor de mi corazón recorriendo mi espalda, hace algún tiempo ya, se volvió frío. Congelado. Maldito. Encerrada.
Partículas de mi alma se volatizaron en un pasado. Dejando un vacío que acaricio con cariño, para que no duela tanto. Desgarro. Albergando en mis entrañas el extraño sueño de poder volar. Escapar. Liberar el dolor que permanece en mis adentros y del que me enamoro día a día sin entendimiento. Dependiente de un sufrimiento. De un estado declarado en quiebra de emociones y sentimientos, del que me hace no humana, del que día y noche soy esclava. Cincuenta mil lágrimas he derramado por lamento. Lágrimas de sangre que hoy ya no recorren mi cuerpo. Calor que ya no siento. Tan sólo el veloz paso del tiempo. Tiempo que corre a destajo, que te deja en el asfalto si no eres rápido y coges el último tren en la estación de éste pueblo abandonado...

miércoles, 9 de noviembre de 2011

martes, 8 de noviembre de 2011

Segundas oportunidades

Nadie dijo que la vida fuera fácil. Y muchas veces te preguntas, ¿Por qué? La respuesta es "para hacerte más fuerte".
Porque cuando dejamos de crecer, empezamos a morir.
Muchas veces en mi vida me he preguntado por qué, sobretodo en mi niñez, preadolescencia y adolescencia. Mi vida era una farsa, vivía una película imaginaria donde representaba a una persona que ni siquiera conocía. Mi yo permanecía en un subconsciente, consciente en todo momento de todo lo que ocurría a mi alrededor, pero aún así sin capacidad de reacción. Posiblemente por mi corta edad, o inexperiéncia, y sobretodo miedo.´Todo de cara al escaparate. Creo que podría haber sacado provecho de mis dotes escénicos, pues mi puesta en escena era totalmente creíble, y mi cara reflejaba una normalidad y calma excepcional cuando en mi interior azotaba un huracán de tormentas por emociones y sentimientos encontrados. A cierta edad es controlable, pero a una determinada, antes nombrada, puede ser el principio del fin de una mente sana, y apoderarse un carácter perturbado abandonado de la mano de Dios(e.p.).
La frialdad, el odio y el asco pueden convertir a todo ser viviente en una decadencia pura y dura de autoestima. Dándole cobijo a sensaciones como pena, dejadez, ausentismo, apatía, dolor y en determinados momentos rabia incondicional. Una vida así, irremediablemente, invita a acariciar la dulzura de una muerte segura, pero entra en juego (para quién es fuerte), la palabra orgullo. La palabra huevos. Huevos a tener para darle portazo en las narices a quién te ha deseado como poco ser una puta desgraciada de la vida para acabar en la cuneta de alguna carretera.
Supongo que eso da fuerzas para seguir, para subir. Emerger de la mierda donde te ahogaron y que, hoy por hoy,  procuras olvidar.

Hace tres años renací. Volví a tener la oportunidad de ser yo realmente. Y creo que nunca he conseguido estar tan tranquila como ahora. Claro que de todo aprendes, todo hace crecer tu mente diariamente. Y claro que de todo se sale, respirar es un acto innato. "Respira, y sal de la mierda donde estés metida", una y otra vez me decía yo misma.
Lo mío me ha costado, y aún arrastro secuelas de cicatrices incurables, sangrantes, que me acostumbro a lamer cuando se abren. Hasta cerrarse. Hasta nuevo aviso. Algún bajoncillo... Pero de alguna manera, irremediable.
Por lo menos camino con la cabeza alta, orgullosa de ser quién soy. Y cómo soy.  Para darle con la puerta en las narices a los que deseaban mi tumba cavada. Para mirarles a la cara y escupirles con todas mis ganas...

Para gritarle al viento que estoy aquí!
Libre. Feliz.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Asfixia

Un sentimiento corroe mi cuerpo. Un sentimiento que aborrezco. Poco a poco me voy consumiendo en un estado de nervios que no deja que entre el aire por mi boca y vuelva a escapar por ésta. Te odio. Lo sabes. Y aún así parece no importarte, aunque nunca te he importado nada...
Parece que disfrutas. Mala puta. Estoy harta. Harta de que consigas entrar una y otra vez en el umbral de mi alma. De que hagas y deshagas según te venga en gana. Rabia. Eso siento por ti. Por que cada vez que apareces repudio de ti. Y aunque intento hacerte desaparecer, vuelves, una y otra vez...
Mi estómago se contrae, creando un agujero negro, y en él desaparezco cada vez que te siento dentro. Olvídame ya, y déjame vivir. Durante un tiempo creí ser feliz. Aquél en que no estabas. Déjame sentir.
Sentir, ésa capacidad tan singular para ti. Creo que careces de ella. Pena.
Muere en mis adentros, y recreándome en tu ataúd, voy y te escupo dentro. Para mostrarte lo que por ti siento. Y luego te incinero, para asegurarme que no vuelves ni en los mejores de mis sueños. Ya pasé suficientes veces por esa puerta del lamento. De la desesperación y el no entendimiento. Jódete. Por ser así, por hacerme infeliz en ésta vida de mierda que consigues que permanezca al anclarme así.

Me asfixio.

Verdades como puños

Puedo escribir y no disimular, es la ventaja de irse haciendo viejo. No tengo nada para impresionar ni por fuera ni por dentro. La noche en vela va cruzando el mar por que los sueños viajan como el viento y en mi ventana sopla en el cristal, mira a ver si estoy despierta. Me perdí en un cruce de palabras, me anotaron mal la dirección, ya grabé mi nombre en una bala, ya probé la carne de cañón. Ya lo tengo todo controlado, y alguien dijo no, no ,no, no, no que ahora viene el viento de otro lado, déjame el timón, y alguien dijo no, no, no.
Lo que nos llevará al final serán mis pasos no el camino. No ves que siempre vas detrás cuando persigues al destino. Siempre es la mano y no el puñal, nunca es lo que pudo haber sido. No es por que digas la verdad es por que nunca me has mentido. No voy a sentirme mal si algo no me sale bien, he aprendido a derrapar y a chocar con la pared. Que la vida se nos va como el humo de ese tren, como un beso en un portal antes de que cuente 10. Y no volveré a sentirme extraña aunque no me llegue a conocer, y no volveré a quererte tanto y no volveré a dejarte de querer. Dejé de volar, me hundí en el barro, y entre tanto barro me encontré. Algo de calor sin tus abrazos, ahora sé que nunca volveré.


Siempre grande Fito...

martes, 1 de noviembre de 2011

Calles

Callejón sin salida
Señal de dirección prohibida
Apago mi cigarro en tus labios
labios rojo sangre,
diabluras delirantes.

Carcajadas a destajo
Mi mano bajo tu falda
Tu cuello almidonado provoca mi alma
Mi alma rota en carencias baratas
Rota en secuencias olvidadas.

Bendito silencio
Tócamela que por ti siento
Agárramela que me pone aún más
Quiero que me sientas dentro..

Mi mano en tu boca
Silencios entrecortados
suspiros alborotados
brutalidad celestial

Tu sonrisa mi karma
Tu mirada viciosa tremenda trampa
Trampa en la que que caigo, una y otra vez..
De un giro contra la pared.

Mi aliento en tu oído
Súplicas de largo recorrido
Bienvenida adrenalina
Bienvenido placer

Alcanzado un éxtasis total
Del que quiero aún más
Del que quiero sentir
Que estás echa para mí.

Ríos de asfalto
Me conducen al anonimato
Tragos dulces y amargos
De una noche sin igual.



Datos personales