Yo

martes, 20 de noviembre de 2012

Su noche

En la radio sonaban una tras otra las mismas canciones sin sentido alguno. Su mirada, ligeramente inclinada hacia arriba, se perdía intentando saltar de estrella en estrella cogiendo carrerilla para alcanzar la luna, aquella que le proporcionaba la tranquilidad absoluta tan sólo con admirarla.

Alzó sus brazos a la altura de sus ojos intentando paliar el deslumbramiento producido. Sin saber muy bien por qué protegió su cabeza y de repente lo que ocurre en una fracción de segundo se convirtió en una cámara lenta. La fuerza centrífuga creada por los giros en sí mismo que realizó el coche, hizo que su cuerpo se pegara al asiento sin poder crear ninguna opción de resistencia. El tropiezo de la rueda trasera izquierda hizo que saltara sobre si dando tres vueltas de campana. Su cuerpo pegaba contra volante, puerta y asiento. No apartó sus brazos de su rostro. El cinturón de seguridad quedó sellado a su cuello dejando calcado en sangre su silueta. La luna delantera rompió en mil de pedazos, y cada uno de sus cristales atravesaron su frágil piel creando cortes no sentidos en el momento. Su mente quedó en shock, incapaz de digerir la situación experimentada ralentizó el tiempo no siendo consciente del trabajo del subconsciente, que no visualizó ninguna imagen de su vida ni ninguna luz que le llamara la atención para pasar a mejor vida, sino que congeló su estado inmortalizando como enfoque central aquella luna que le había permitido soñar.

En seco se aposentó el coche atravesado en carretera. Un bote hizo caer su cuerpo por inercia en el asiento. Su pelo caía ensangrentado tapando su rostro, sus brazos caían desmayados. Inerte dejaba verse al haber sido magullada y más tarde arrancada la puerta del conductor.

En frente de pie miraba la luna, seguía teniendo aquel resplandor. Las estrellas no se movieron. Mantenía la mirada absorta en la oscuridad del cielo. De repente giró su rostro. La miró. Vio su cuerpo sin vida y esbozó una media sonrisa. Pronto aparecían a lo lejos dos focos alumbrando en la distancia. Giró noventa grados a su izquierda y empezó a caminar con las manos en los bolsillos de su chaqueta, tan sólo se escucharon sus tacones hasta perderse en la ausencia.

sábado, 13 de octubre de 2012

Se estremece mi piel cada vez que me miras con esos ojos que me deslumbran y cierran todas mis heridas.
Se estremece mi piel cada vez que tu cuerpo abraza al mío en el silencio del infinito, allí donde se para el tiempo, muero y resucito.
Se estremece mi piel cuando tus labios rozan los míos, cuando creo tocar el cielo, cuando siento y vivo.
Se estremece mi piel cuando no estás a mi lado, cuando mi mente vaga en recuerdos de momentos a tu lado.

Andaba ausente, envuelta en una niebla espesa que no me dejaba ver lo bonito, la esencia.
Andaba sin rumbo fijo, dando pasos perdiendo el equilibrio, perdida en un laberinto de emociones que me empujaban al abismo.

Te colaste en mi vida como droga que apacigua mi azotea. Como jarro de agua fría, como despertar de una oscuridad asumida. Te colaste dejando huella en sangre, la que corre con fuerza ahora como torrente desencadenante. Te colaste... y doy gracias a cada instante. Cuando pienso y siento que tu nombre está grabado aquí en mi pecho.


jueves, 27 de septiembre de 2012

Fin

Palabras que crean fuerza en mi cabeza, palabras que no se lleva el viento, que por el contrario, forman lema. Palabras que hoy me hacen pisar en suelo firme, intentando encontrar el eje de una existencia. Fin a un capítulo que corroe mis entrañas. Aparto ratas. Me quito careta de fuerza que disimula mi mentira, y empiezo a creerme que yo puedo, que me como el mundo entero. Y lo que no se pueda digerir, vomito en desechos. Fuego a los recuerdos que perturban mi azotea. Fuego a todos aquellos que alzaron mi inexistencia. El hacerme por momentos más y más pequeña.

Lágrimas que sanean el entendimiento de que el querer es poder...

martes, 18 de septiembre de 2012

Yo

En días me busco, en días me encuentro y en días me suicido. No me he movido, pero quiero saber dónde estaba. Quiero saber si soy verdad o si me engaño. A veces camino sola, a veces la soledad me acompaña, a veces me río de mí, a veces la risa soy yo. A veces hablo pero no me escucho, a veces quiero pero no puedo hablar. A veces mi consciencia me escupe, y todo por que a veces quiero ser yo. A vec...
es me miro y entonces sufro y mi corazón echo papel y tintero escribe frases desesperadas por que mi alma sufre en silencio perseguida por mí misma. Mi sangre acaricia mi esperanza que intento proteger con mis manos pero no alcanzo lograrlo por que soy humo. Un humo que envuelve cuanto sentimiento nuevo recorre mi cuerpo echo pedazos. Y poco a poco reconstruyo una imagen de mí, que sea agradable a mi vista que provoque ilusiones en contrapartida a todo lo vivido hasta aquí.

En éste preciso momento, cuando yo estoy empezando a ser YO.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Correr

Su corazón desquebrajado no sentía tregua frente a la fuerte presión que notaba en su pecho, dejándole sin aire, a veces, para algo tan sencillo como poder respirar. Escapaba despavorida bosque adentro por el simple hecho de sentirse libre, de sentir que huía de todo aquel dolor que recorría cada esquina de su cuerpo. Paraba en seco, visualizando su alrededor, observando aquellos árboles tan altos que podían subirle al cielo. Cogía aire, intentando captar la esencia de todo aquello que era pureza que envolvía ahora su corazón.

Miraba sus manos con desespero, tocando sus brazos, su rostro, su pelo. Intentándose encontrar a ella misma, una y otra vez. Bajo una lluvia fina logró sentir que se mojaba su alma herida y optó por llorar y reír a la vez. Una especie de nostalgia de lo que anteriormente llamaba vida, logró volverla en sí. Logró encontrar fuerzas para resurgir y caminar tras sus pasos erguida, en calma, sanando.




domingo, 2 de septiembre de 2012

Ojos de gato

En la densidad de una noche oscura, ojos de gato. Trepo por los tejados buscando la luz de la luna. Una ligera brisa acaricia mi mejilla erizándome el bello.

Mientras busco estrellas que me teletranporten a otra galaxia, donde me convierta en un sueño que sueño, en cada pequeña parte de mí que cae en forma de lágrima.

Lágrimas que se lleva el viento, viento que espero que se me lleve lejos. Tan lejos que sea incapaz de pensar, incapaz de cuestionarme el por qué de las cosas.
Vivir cada instante sin quedarme en el intento.
Recojo mi cola en forma de abrigo. Tengo frío. Un torbellino de emociones azota mi cuerpo desvalido.
Pasos que creo frágiles al peso. Pasos en forma de maullidos que grito en el eco de un vacío.

Maullidos que le lloro a la luna, esa que me acompaña noche tras noche en el insomnio de la penumbra. Retomo mi camino por donde he venido. Intentando encontrar aquello que llaman destino, que según dicen está escrito...

El mío debe haberse perdido...

martes, 28 de agosto de 2012

Distorsión

Caras distorsionadas giraban sobre su eje envolviéndole en un huracán de vacías sensaciones. Caras que no decían nada, que gesticulaban sus bocas imitando el pronunciarse. Sin nada que decir. O posiblemente la barrera del sonido, que ella había creado a sus propios oídos, le impedían el oír gritos ahogados en el intento fallido de una reacción a sentir.

Los pasos de cada individuo a cámara rápida. Movimientos espásmicos que agilizaban la escena. Ella en concreto estática. Visualizando sus pies quietos en un cuadrante mínimo. Sintiendo el latido de su corazón.
Un, dos... un, dos... Intervalos de tiempo de 2 segundos, ralentizado si cabe en 4. Una mente lenta en reacción que permite el enfoque en extorsión. Blanco y negro para la falta de luz en su campo de visión.

Cierra los ojos unas décimas de segundo. Tan rápido como a la velocidad de la luz los abre por completo.
Caminantes recuperan su ritmo normal. El aire caliente acaricia su cara. Barrotes de cristal que antes la aprisionaban se deshacen sin más. Libre. Liberada. A sí misma se miente. Un cubo perfecto de seis caras que la mantienen recluida en una mente peligrosa donde perderse. Una cara que se desvanece hacia un infinito de vacío eterno y consecuente. En el absurdo de la incoherencia que en ella misma siente.

domingo, 26 de agosto de 2012

Espejo roto

Espejo roto de sombras en el pasado.
De imágenes en contrapartida
Ilusiones imaginables en mi piel adheridas.

Mil pedazos caen sin remedio,
lágrimas de sollozos y lamentos.
Cristales que cortaban mi piel. Intentos.

Corre maquillaje por mi cara empapada,
lluvia que limpia mis adentros.
Imagen reflejada en una escena cuarteada.
Recojo escombros y desechos.

Para los que ríen, para los que lloran,
para los que sienten, para los que quieren,
para los que chocan, para los que afrontan,
para los que viven, para los que...

Se asoman.








jueves, 23 de agosto de 2012

Guante blanco

Me tiembla el pulso. Un hombre vestido con bata blanca sumerge su mano en un guante blanco de látex que estira inclinación abajo, como si de tira chinas se tratara, deja escapar la goma con chulería mientras me mira y se reproduce un sonido para mi nerviosismo, estremecedor. Una mascarilla y un gorro blanco acompañado por sus lentes, casi imperceptibles a la vista por el deslumbre de tanta claridad, no le otorgan precisamente el adjetivo de tranquilizador.
Mucho menos si se dispone a coger una jeringuilla con la aguja de palmo por la que deja escapar un pequeño chorro de matasanos que será introducido posteriormente en mi cuero cabelludo.

Ya estamos otra vez aquí, me había prometido a mí misma que no dejaría que pasara de nuevo. Pero el inconsciente es especialista a marchar según su antojo y no está por la labor, muchas veces, de tener cierto equilibrio emocional. Luego el organismo de tu cuerpo se ve afectado y la factura llega tarde o temprano.

Mi estiramiento en la camilla parece la preparación para una tortura china. Mi cuerpo tiembla. No puedo evitar que mis nervios emerjan a flor de piel cuando un hombre, al que encuentro algo raro y me da un resultado de -3 en seguridad, se planta delante de mí con semejante arma blanca en las manos.

- Relájate. Sabes de sobra que es fundamental para sentir el mínimo dolor posible.

Relájate tú. Intenta relajarte con una aguja de unos 15 centímetros y medio apuntando mi cabeza. Medio centímetro más de la media española, (mejor tomárselo con humor). Luego nacerán pequeñas dunas en mí que serán producto de la inflamación de dichos matasanos que no sé muy bien si confiar, aún, en si sirven para sanarme o matarme. Hoy en día creo que es mucho más posible la segunda opción. Al menos a largo terminio.

El mareo posterior es lo peor. Las fiebres, ocasionalmente, según tu cuerpo se sienta, y el malestar general, recrean el cuadro perfecto como para desear una escena así de momento y hasta la fecha, quincenalmente.

- Hola! Qué tal?! Todo bien?
- Sí, claro. Tutto bene..!

lunes, 20 de agosto de 2012

Carrusel

Nunca me pareció bonito. Las figuras me recordaban a películas de terror, donde enfocan en primer plano con música tétrica para dar ambiente al susto que llega después inevitablemente. Nunca creó una fantasía en mi cabeza. O quizás sí, pero en ningún caso fue el tipo de fantasía que supuestamente tiene que crear un niño. Que girara y girara a una velocidad inimaginada. Que realizara un centrifugado exprés. Su paso lento y trayectoria circular insulsa e incapaz de transmitir cualquier emoción no tenía ningún tipo de atracción para mí. Quizá fui tarde, no fui demasiado niña. Pero las circunstancias de mi vida me hicieron crecer de forma vertiginosa, y lo que a los demás niños les provocaba ilusión, a mí me creaba indiferencia. Viéndolo desde fuera, me imaginaba de pie en el epicentro, dando vueltas sobre mí misma, una y otra vez, quizás con suerte pudiera desaparecer.
Miraba sus caras, alegres e ilusionadas. Yo me mantenía ausente. Intentando imaginar que mi caballito de mar pudiera escapar de repente, que me sumergiera en un mar azul, libre, diferente...
Pero mi mente volvía en mí, y reflejaba la realidad consecuente, que bajaría en 3 minutos y todo sería como siempre.

Ir a la feria para mí no fue nunca una ilusión. Como tampoco lo fueron escenas disfrazadas de satisfacción.
Y aún me enseñas fotos de niñez con devoción... Si dibujara el sentimiento que yo tube sería coloreado con dolor. Eso precisamente viví yo. Y no puedo ponerme careta, dibujar una sonrisa donde todo fue tristeza. Pasas página con rapidez, yo aún mastico y trago situaciones de defensa. Defensa propia. Lo que tube que aprender a tu lado. Una gincana que hoy en día aún no tiene salida. Un laberinto como el de Humor Amarillo, en el que escoja la puerta que escoja acabo encontrándote a ti, disfrazada de buena madre y esposa. Una realidad tormentosa que ninguna de las dos soporta.

Y el paso del tiempo, que a veces lo cura todo, sigue permitiendo que mi herida sangre. Sigue recordando todos los instantes en los que nunca me sentí niña. Sino una desgraciada desvalida que tubo que crecer a contrareloj en la vida. ¿Aún quieres que sonría recordando ésos momentos de mi vida? Se siente, no va a poder ser. Mi alma sigue herida y no sé muy bien hasta cuándo podré.

Quizás más tiempo, no lo sé. Demasiados acontecimientos para un corazón cansado ya de reconocer que me tocó a mí sufrirte a ti. Y que intentes ser otra persona ahora... está por ver.

lunes, 13 de agosto de 2012

Dibujas

Dibujas un muro para crear una distancia. Inimaginable.
Dibujas cuerdas presionando tus brazos para combatir tu necesidad de abrazarme.
Dibujas grilletes en tus muñecas para justificar tu deseo de acariciarme.
Dibujas esparadrapo en tu boca para de mis labios ahuyentarte.
Dibujas tus párpados cosidos en cuero para no observarme.
Dibujas palabras, caídas al suelo, que no quieres pronunciarme.
Dibujas armadura, que proteja tu pecho, para resguardar el latir de lo que tienes ahí dentro...

No sabes dibujar...

martes, 12 de junio de 2012

Pescado crudo

Al otro lado del río espero paciente,
espero que remes y remes hasta llegar a ésta orilla.

Y mientras como pescado crudo,
con cuyas espinas me resguardo en jaula cautiva.

Lanzo piedra al agua logrando tres saltos,
pasado, presente y futuro.

En el futuro se hundió, quizás por que no estás tú.
Quizás por que no siente la energía de levitar sobre el agua.
Adrenalina.

La que siento yo cada vez que te piensa mi corazón.



Para ti boluda.

viernes, 25 de mayo de 2012

Golpes

Tiemblo sudorosa. Con el pelo pegado a mi piel ya quemada. Recibo golpes, uno detrás de otro. Mi cara escarmentada absorbe ya el dolor. Me levanto una y otra vez, intentando bloquear el siguiente derechazo, y si lo recibo, preocuparme de que no cause mi derribo. Mis ojos hinchados ya no derraman lágrimas. Arden en llamas del poder que encuentro para superar cada uno de los ganchos que me azotan hacia las cuerdas.

Pero poco a poco el cuadrilátero se hace más y más grande. Mi cuerpo se fortalece por recibir tantas ostias. Un directo pega en mi pómulo, y mi boca dibuja una media sonrisa.
- ¿Es todo?
Un saco de boxeo parecía hasta ahora, y de repente mi mente dijo ¡basta!. Una fuerza exagerada, la que hasta el momento no encontraba, cobra protagonismo. Y me delimito a chulear al contrario aún aturdido.
- Vamos, vamos!

Mis piernas antes débiles y proclamadas inhabilitadas, saltan ahora. Un pie sobre el otro. Siguiente golpe. Aquí estoy. No puedes conmigo. Ya no causa el derribo ni la más sentida emoción. Mis manos encuentran fuerza transformados en puños. Puños de liberación. Puños que suelto a destajo al poder de la desolación. Por que nadie en este puto mundo puede volver a hacerme caer ni una sola vez.

Por que espero al siguiente round, preparada esta vez. Entendiendo el saber de que de todo se aprende.
Fuerte... más fuerte que nunca.

martes, 22 de mayo de 2012

Arropada

Fuera, un aire frío azota las persianas. Y yo aquí, arropada con el calor de mi cuerpo desnudo.
Intentando aprender que 1+1 no siempre son 2, sino que da un resultado, a veces, de infinito. Elevado al cubo un sentimiento añadido que retumba en una mente perdida en la inmensidad de la nada. De la nada y el todo. Pues encuentro una mano que acaricia mi espalda, unos brazos que me abrazan y unos labios que besan suavemente mi nuca apoyada en la almohada.

Y bajan sus dedos por el sendero de mi torso, delgado y sentido, escuchando en mi oído palabras en forma de melodía iluminada, que consiguen que vibre el bello que recorre mi piel suave y aterciopelada, en busca del templo maldito, donde encuentra un lago, antes escarcha.

Y me retuerzo formando un bucle donde me estiro y encojo por momentos. Donde siento que me pierdo... una y otra vez. Encontrando su lengua recorrer mi ser, en cada uno de los rincones aún por conocer.
Siento la adrenalina recorrer por mi espina dorsal. Creando fuego en mi cerebro con instinto animal. Una entrega de mi cuerpo al sentir más placentero, al más irracional. Latidos que se escuchan como banda sonora del momento, donde pierdo fuerzas y aliento. Sintiéndome agotada por jugar en la cama. En sábanas húmedas de emociones incontroladas.

Y cierro los ojos perdiéndome en sueños...

domingo, 13 de mayo de 2012

Variables

Miles de opciones. Miles de decisiones. A, b, c, ... Dudas, preguntas, incertidumbre, inseguridades. Miedo.
Mejor dejar de pensar que en un universo paralelo se ha escogido el blanco, si aquí se ha escogido el negro. Y que si en este lado estoy triste, en el otro de alegría reviento. Mi mismo yo escoge cada una de las posibilidades que se me brindan, el problema es que yo no las vivo. Yo pertenezco a éste, mi mundo, donde vivo el día a día y no merece la pena dejarme arrastrar por variables infinitas, que al fin y al cabo, lo único que consiguen es malgastar mi energía.
La y y el si tienen fuerza por sí solas, por ellas mismas. Pero si las juntamos el poder es destructivo; ¿ Y si.... ?
Terrible momento la misma pregunta en tu cerebro una y otra vez. No es terrible el no saber, sí el quedarte con la duda. Pues nosotros mismos tenemos la opción de experimentar, saber y conocer. Por incertidumbres y miedos que hayan... 
Al fin y al cabo las manetas del reloj siguen su función, no se detienen para darte opción. Tic, tac, tic, tac...
El otro día hablábamos de ésto precisamente, ¿eh rubio? Y lo que duele el saber que siempre existen diferentes opciones, y a veces, precisamente por esos miedos o esos agobios, se dejan las cosas, que corran calle abajo. Luego despiertas, corres detrás de ellas pero hay demasiada distancia como para cogerlas....

jueves, 10 de mayo de 2012

Espejo

Te veo... Te siento. Y aún no entiendo... Intento aprender del tiempo. Me miro en el espejo y te veo a ti también. Intento comprender por qué no estás a mi lado, por qué limpio y relimpio las huellas que dejan mis manos. Mis dedos que intentan tocarte en un espacio-tiempo asfixiante. Inquietante. En el que suena como banda sonora el latir de mi corazón. Donde escucho el bombeo de dos, no sólo el mío, por que más allá del infinito, sé que permaneces en un estado de sitio muy, muy cerca del mío.

lunes, 7 de mayo de 2012

Margaritas

Acumulación de botellas vacías
Miles de colillas apagadas en un cenicero hueco.
Y al lado, un ramo de margaritas.

Dibujo de una media sonrisa
por pensar lo que te trae la vida.
Lo que, quizás, algún día vuelva a vivir.
Con otra energía...

domingo, 29 de abril de 2012

El Resurgir

                                                                                    Fotografía Jaione Bonilla Lertxundi




Bienvenidos a “El Resurgir”

Un paseo por los sentimientos y emociones del ser humano. Un pasaje sobre los diferentes estados de ánimo en los que se encuentra toda persona en algún momento de su aprendizaje llamado “vida”.



subSUELO
Enterrada bajo tierra. En un agujero escarbado con mis propios dientes. Aplastada por esta piedra que me hace cautiva de mi propia espera. Sintiendo hormigas recorrer mi piel. Sintiendo que muero en cada intento  de suspiro que fuerzo para que sea significativo, pero que no logra encontrar una razón de ser.
No siento la sangre recorrer mis venas, pues carece de mareas que impulsen a regar cada uno de los órganos de mi cuerpo. Estado en decadencia.
Y aquél tan importante, para mí, para ti, para él, decayó en ritmo. Suspendido en el olvido. Sin poder hacer nada por y para él.
Divago. En el absurdo de mi existencia, en la estupidez de mi elocuencia, por seguir en este mundo de locos.
Y lloro. Lágrimas caen creando charcos abstractos que recorro pisándolos, intentando encontrar motivos ocultos en la oscuridad de ésta, mi mente, hoy sótano. Tétrico. Húmedo. Indiferente.
Levitando. Así permanezco el día entero, subrayando palabras que carecen del recuerdo de mis momentos más iluminados. Hoy sin significado aparente.
Me mantengo ausente. Reacia a pertenecer a cualquier movimiento latente. Envuelta en mi sábana de tristeza, la que me asfixia reclamando penitencia, no sé aún muy bien por qué...



HUndida
Y el tiempo pasa… como un suave velo acaricia mi cara, pero no siento nada. Mi mejilla ya escarmentada carece de emociones, carece de interpretaciones. Absorbe el dolor. Ese sentimiento que recorre mi cuerpo, pendiente del mundo entero, y a la vez, desolación.
Aquí sigo esperando, pendiente del oleaje. Pendiente de no sé qué mensaje que quizás traerá una botella, ola tras ola, lenta es mi espera. Lento es el saber de no saber qué se espera. Hundo mis manos en la arena, buscando una respuesta, a no sé qué pregunta, a no sé qué sensación tormentosa.
Busco colores a un negro imaginario. Pincel en mano dibujo garabatos, todos sin significado, o sí, yo que sé, no lo sé… Me aturde el pensar, el saber, el conocer, por qué siento éste sabor tan amargo.
Motas de polvo ven mis ojos llenos de lágrimas, en el aire, en el espacio. Intento alcanzarlos con mis escuálidos dedos apenados, pero desaparecen. Como todo sentimiento aprisionado aquí en mi pecho, hoy proclamado inhabilitado. Del sentir, del vivir. Standby para mí. Silencio atormentado.
Pasan los segundos, los minutos y las horas. Los días encarcelados. Rejas de alcantarillado que mantienen hoy mi mente en una celda, oscura, negra. Soledad permanente. El latir que no se siente en un cuerpo muerto en vida. Ausente.
Ratas corroen mis entrañas, aquellas que hoy no se alimentan de absolutamente nada. Huelga para los cuervos que comen de mis sollozos en desespero.



CAMINO…
Camino lenta observando mis pasos, sintiendo que no pertenezco a este mundo de naufragios. Camino absorta de cualquier realidad, mirando sin ver a quien camina cruzándose en las calles, en la vida. Soledad.
Miles de puntos negros se intercalan a diario, formando líneas rectas, algunas en contacto. Miles de cabezas pensantes sin pensar en nada, salvándose tres o cuatro de la fuerza de la riada. Los observo aquí en la orilla, como corre la corriente, a toda prisa.
Prisa. ¿Por qué? No consigo entender dónde va a parar el agua. Sí, al mar, ¿Y qué? Mantenerse a flote y mantener la calma. Pues en éste inmenso azul muchos andamos a la deriva, buscando tierra no conquistada o quizás tan sólo un salvavidas.
Camino lenta observando mis pasos, siguiendo a los gatos que corren por los tejados. Camino pensando dónde está el norte, en lo que puedo imaginar más allá del horizonte. Quizás así entre en contacto, con lo más puro de mis adentros, en lo esencial de un ser humano.
Vomito letras que crean palabras, en el blanco de un papel de sombras pintadas. Arrugo en mano apretando puños. Pasando página, de nuevo blanco impoluto. Círculos dibujan mis dedos, creando con fuerza un agujero negro, una región en el espacio-tiempo provocado por una gran concentración de ansiedad en su interior, con el aumento de la densidad. Con desesperación.
Me escapo de puntillas, sin apenas tocar el suelo…



 ¡GRITA!
Grito con mi boca cosida en cuero. ¡Basta!. Un “clic” en mi mente cabizbaja realiza un corto, pero preciso, movimiento. Me niego a seguir así. Mastico fuerzas recibidas por manos amigas que me ayudan a impulsar mi alma hacia arriba.
La luz contrae mis pupilas, dilatadas hasta el momento por la oscuridad en la que permanecía sumisa. Un jarro de agua fría cae en mi menudo y débil cuerpo, el que reacciona erizando el bello, demostrándome que sigo viva. ¡Espabila! Ordena mi cerebro.
Mi campo de visión se amplía por momentos, como se abre el telón dando paso a la función, a la obra más importante, mi vida. Aquella en la que soy protagonista. Prohibiendo la sensación “quedarse en blanco”, paralizando la obra en un silencio amargo. Escuchando de fondo una vocecilla que me susurra el paso al siguiente acto:
-¡Venga!  ¡Para arriba!
 Un impulso mezclado en rabia proporciona a mi corazón la descarga  necesaria para devolverle el bombeo, el latir, el sentir. Desfibrilación. Resurgir.
Espalda recta. Camino erguida. Sensaciones revolucionan mi estómago, una ilusión ingerida. La ilusión de saber que salgo fuera. Que puedo. Que me como el mundo entero.
Sacudo la tierra de mi cuerpo, del agujero en el que permanecí enterrada en vida…



RESURRECCIÓN
Hago oídos sordos a las voces del mal trago, a ésas que perturbaban mi mente en la oscuridad de un callejón aislado. Abro mis ventanas. Aireo las penas, que marchen en bandada. Pinto paredes de blanco. Cambio cuaderno de diario.
Siento mi sangre recorrer mis venas como torrente en cascada. Siento que  dibuja mi rostro una sonrisa, antes, ni imaginada. Siento que corro millas en mi interior. Que repico mis zapatos de charol, con Alicia, en el País de las Maravillas, la que me da la bienvenida, coge mi mano y dice:
-         Camina…
Pasos firmes realizan mis pies. Pasos cargados de esperanza, ricos en el saber. En el saber que podré salir, que volveré a sentir. Que mi presente es bueno y mejor será mi porvenir.
Tiro de la cadena. Que se lleve el desagüe los malos rollos, la  triste escena. Resbala el agua por mi piel, llevándose con ella el dolor por el que me sentí envolver. Apoyadas las manos en la pica, mi pelo mojado se pega a mi cara, alzo mi rostro y me veo reflejada. Mis ojos me miran. Me siento desafiada. Mi boca esboza media sonrisa y me digo un poco chula y confiada:
-         ¡Venga! Esto no es nada…
Y mi alma me observa, rezagada en una esquina de la estancia, sonriendo, feliz. Por la emoción escenificada.



EL RESURGIR
Desplego mis alas y alzo el vuelo con el impulso de mi corazón, recuperado del dolor. Esa bomba en erupción que vuelve a recobrar vida por momentos. Que dejó a un lado sollozos y lamentos y le dio la bienvenida al amor. Amor a vivir, a CREER en mí. A encontrarme una piedra en el camino y tener la fuerza necesaria, para poder mantener la calma, en el desnivel a sentir.
Crece vida a mí alrededor. Libélulas se posan de flor en flor dejando una estela mágica, rica en vitaminas, para éste cuerpo predispuesto a sentirlas. Crece el hambre en mi interior, crece el sentir con devoción. Algo tan sencillo como visualizar el brillo, quedarte con la imagen. Carrete analógico insaciable. Encuadres con gran desenlace que guardaré como recuerdos memorables.
Libertad siento en mis adentros. Poder de ejecución constante, para analizar el enfoque con el que miro, pienso, luego existo. Una sonrisa dibuja mi rostro, carta de bienvenida, para todo lo que venga en ésta, mi vida.  La vida con la que me obsequiaron, afortunada en todo caso, como tú, como ella, como él…
Se hace camino al andar. Y creamos pasos al experimentar. Emociones, sensaciones, sentimiento de libertad. Felicidad en pequeñas dosis que te ayuda a colorear viñetas en blanco y negro que toca rellenar.
Para SUPERAR, para SENTIR, para VIVIR.

Para aplaudir…






















domingo, 22 de abril de 2012

Amor/Odio

Fósforo en mano prendo fuego a mi cuerpo que explota en llamas. En gritos. En rabia. Puños contra una pared aislada que dibujan tu cara en sombras de color negro. Hoja afilada que con un fino corte abre mi carne, putrefacta, materializada en larvas. Lombrices que asoman por mi boca por no escupir palabras que te hieran el alma. Que te hieran ese corazón que dices que late aún sin razón. Vacío en sentimiento y amor.

Me lleva un tren a toda mierda. Echando un vistazo desde el último vagón. Arrancando de raíz mis piernas, antes estáticas aquí, en ti. Salvándome de un precipicio del que creí caer y morir.
Nuevo destino. Nuevo lugar. En mi cabeza sigue tu recuerdo, el que quise olvidar. Arrancar de mis adentros y desangrar. Un cuervo poseo en mi hombro que me prometió actuar, arrancarme los ojos si te volvía a imaginar. Sombras que quedan grabadas en un recuerdo hiriente, sombras que me acompañan en mis paseos de soledad latente.

Quise morir, quise olvidar, quise sentir libertad. Sólo para decirte, quizás, que creí curarme de ti.

Julia Stone






...

Salida

Capullo envuelto en seda. Retuerzo mi cuerpo en sábanas blancas, delicadas a simple vista, pero fuertemente arraigadas, a mi cuerpo. Al desespero. Desespero por hacerme fuerte, por crecer interiormente, para después salir al exterior. A un mundo al que YO le de color.
Me contoneo. Me estiro. Intento llegar a un infinito. Alzo mis brazos, que mis dedos toquen el espacio. Y me vuelo a encoger. Traigo piernas y manos a un estómago en ayuno. Hueco. En un vacío del saber.
Desgarro con mis uñas mi caparazón. Abriendo paso a mi nueva vida, mi nueva alma iluminada en luces de colores que le dan brillo a mi cara. Espléndida mirada. Sacudo mis alas y alzo el vuelo. Me poso en flores de olores intensos, dejándome guiar por corazonadas quizás, por el sentir, por el hambre del descubrir.
Siento que el aire roza mis mejillas, siento que el sol me nutre. Vitaminas. Para mi alma hasta ahora perdida en un laberinto de emociones sufridas. Encontrando la palabra "Salida" señalada aquí en mi pecho, en un corazón rojo intenso, que volvió a sentir de nuevo, y late más fuerte que nunca. 



miércoles, 18 de abril de 2012

Te adoro

Me escuchas siempre desde ahí arriba,
secas mis lágrimas acariciando mis mejillas.
Una parte de mí se fue aquél día,
dejando en mi alma éste dolor.

Sé que observas mis pasos,
que te mantienes tras de mí rezagado,
que miro mi espalda, echo un vistazo,
y me animas; "Camina..."

Te quiero a rabiar.
Echo de menos tu sonrisa, nuestra complicidad.
Muecas que aquellos días fueron vitalidad.
Para mí, para ti, momentos de felicidad.

Un sólo sentir.
Un único, existir.

martes, 10 de abril de 2012

Libre

Las aspas del ventilador giraban una y otra vez frente a su rostro. Su pelo al viento le proporcionaba la sensación necesaria de libertad para soñar que escapaba de aquella realidad, su vida, en la que permanecía inmersa en un vacío eterno. Su mente divagaba ausente en la imaginación, escenificando una vía de escape propia a su deseo. Escapar. De su vida, de su monotonía.

Levitaba ausente por pasillos vacíos de gente, reponiendo miles de artículos que caracterizaban al lugar como sobre cargado, digno de agobiar a cualquier cliente que apareciera al abrirse las puertas. No se detenía, tan siquiera, a fijarse en el género repuesto. Seguía un patrón de formas, colores y precio que le eran, más que suficiente, para encontrar su posición en el gran almacén. Hacía mucho tiempo ya que no prestaba, la más mínima atención, a lo que vendía.

Horas muertas pasaba frente al ventilador. Dejando correr ese hilo, que por sí sólo, teje lo que llamamos sueño. Dando rienda suelta a su necesidad más inmediata. Huir. Dejar atrás todo aquello que no le aportaba nada, que no desprendía ningún tipo de inquietud en su ser.

Cuando llegaba a casa no mucho más cambiaba la estampa. Se tiraba en el sofá mirando absorta los mapas colgados en la pared. Las mil postales que, sujetadas por una chincheta, decoraban la separación de cada estancia. Caminaba devolviéndole color a su vida, acariciando con las yemas de sus dedos, pensando en ese lugar que, un día u otro, visitaría.

Despertó. Las cuatro de la madrugada. Apenas prestaba atención a lo que introducía en la mochila, nueva, por no haber estado ni una sola vez utilizada a pesar de los años transcurridos en el armario. Mientras se vestía no dejaba de mirarse fijamente. Inexpresión en su cara al no poder apartar la vista de sus pupilas contraídas, más que nunca, por la luz que de repente habían percibido sus ojos.

Corría ida. Agarró mochila en mano dándole fuerza al antebrazo para alcanzar tirarla y conseguir así libertad para subir al tren. Una vez arriba respiró. Sus pulmones mantenían un ritmo frenético, su corazón casi fue expulsado por la boca. Inhaló hondo. Cuando pudo, perdió la noción del hecho.
Respiró más tranquila observando el cielo. Pronto perdió su significado el verbo pensar y evadió su mente a la nada más absoluta. Imaginándose cómo iba a ser visitar todos aquellos lugares recreados en postales. Postales que decoraron sus blancas paredes y que, en poco tiempo, vería con sus propios ojos.

sábado, 7 de abril de 2012

Siento

El agujero negro en el que me encuentro me atrapa, me amordaza, intenta colarse en mis adentros por  resquicios del desespero. Manos en la oscuridad recogen mis lamentos, alimentándose de ello como buitres en carcasa. Presión frente a mí, por salir de este pozo, por sobrevivir...
Todo mi empeño escenifico en el esfuerzo que realizo para salir de aquí. Para volar, para escapar de un negro intenso que pretendo transformar en colores. En amarillo, naranja, violeta, en rojo piruleta, para cambiar un sabor tan amargo por un sentimiento dulce. Por una emoción que cure. Por un mejor porvenir.

Siento cerrando mis ojos que el sol nutre mi cara, mi cuerpo, mi alma, mi mente abstracta. Siento que por mi mejilla recorre una lágrima salada, sal para limpiar mis heridas, para desinfectarme del mal que en mí habita, y empezar a correr por mis venas, mi sangre, la que siento por bandera.
Ilusión por salir. Por encontrar fuerzas y vivir. Por gritar, vibrar, saltar, cantar, bailar, crear. Descubrir.
Por gozar de un regalo llamado vida. Por esbozar una sonrisa. Por recuperar el sentir.
Dar los buenos días cada mañana, pintar una mueca en el techo, abrir las ventanas. Dejar que el sol acaricie mi pelo, que ilumine mi cara. Que corran mariposas en mi estómago atento, al movimiento de sus alas. Las que nos emboban sin remedio, sin poder hacer nada...

Siento, y por ello padezco. Pero me alegra sentir que siento por que gracias a ello vivo.

Yo puedo...

jueves, 5 de abril de 2012

Dibujo

Miro tu lado de la cama y no estás. Las mañanas tienen más encanto cuando despierto a tu lado. Tus ojos entreabiertos y esa sonrisa que me encandila son la mejor manera de empezar cada nuevo día.

Dibujo tu silueta con mis dedos, los que te teletransportan a un éxtasis en estéreo, albergando la esperanza de que aparezcas creando magia, creando esa sensación de la que día a día voy enganchándome sin medirla, sin pensar. Me dejo llevar por un terremoto de emociones que siento en mi interior, en mi corazón, donde florecen sentimientos a destajo. Ésos que me impulsaron desde lo más bajo y me llenaron de vida en un momento dado.

Sonrío. Es irremediable... Siento que respiramos a un mismo ritmo, en un mismo encuadre. Una luz especial con cierto color de bienestar envuelve el paisaje. Camino siguiendo mis propios pasos, los que piso con firmeza, con fe ciega, en todo lo que hago. Lo que pienso, lo que siento, lo que creo que te demuestro en cada segundo que paso a tu lado.


lunes, 2 de abril de 2012

Dolor

No tengo fuerzas para seguir. Mi alma pierde fuerzas y mi corazón poco a poco deja de latir. Cada vez siento sus bombeos más lejos de mí, y mi sangre se obstruye en mi cuerpo, sin encontrar caminos donde regar un porvenir. Nunca llega ese momento de calma a mi aura desencantada. Necesito llegar a un fin. Un final a éste dolor que me mata, que me nubla la vista y me maltrata. Un final a éste desespero, al que me corroe y me duele con tal desenfreno. No puedo más. Siento que me hablan y mi mente se mantiene ausente de todas las palabras que levitan a mi alrededor, siento que presto atención a motas de polvo que no puedo tocar, al aire que me acaricia la mejilla y al que me intento aferrar. Al sol que devuelve color a mi piel pero que parece no entender que mi alma sigue sin blanca, pálida, débil, apagada.
Caras amigas angustiadas, sin poder dar una explicación de lo que por mi mente arrasa sin premeditación. Simplemente siguen ahí, agradecida multiplicado por mil. Pero no encuentro sendero por el que atajar a éste desespero. No encuentro salida a un laberinto de espejos donde a cuál peor me veo reflejada. Unos muestran mis miedos, y en otros me veo encarcelada. Negro, oscuro, gris. En mi sangre huellas, pisadas, patadas a destajo que hoy por hoy no dicen nada. Queda dolor, resquemor, algo que se apodera y alimenta de lo que llamamos vida. Mi vida.
Atrás quedan esperanzas del poder que mantenía. Sonrisa.

Sólo espero poder recuperarla algún día...

martes, 27 de marzo de 2012

Corazón en bandeja

La estancia era hogareña. La luz, tímida a entrar en escena, dejaba entrever los colores que adornaban el comedor. Mucho verde alimentaba el aire, proporcionando oxígeno a quien tuviera la ocasión de volver a respirar. Un silencio armonioso caracterizaba tanta tranquilidad, tanto bienestar, tanta emoción...
El cantar de los pajarillos fuera y el tic tac del reloj hacían casi perfecta la visita en cuestión.

Con extremo cuidado abría el pecho en canal. Un corte fino desde la clavícula hasta el estómago hacía posible la abertura de la caja torácica. El crujir de las costillas, al darse de sí por la fuerza empleada, rompía con la singularidad de la casa. El rojo intenso de la sangre jugaba con el tono arena de las cortinas y el estampado del sofá, creando una armonía perfecta entre ambos. Con delicadeza fue aislando el corazón, consiguiendo extraerlo, sin más dilación. Lo depositó en una bandeja. El latir, más fuerte que nunca, ejercía de banda sonora para el anfitrión.

Se sentó. Exhausto por la acción, apartó el plato con cuidado y se dedicó a limpiar cada uno de los utensilios empleados. Poco a poco fue limpiando con esmero el rojo dominante en la foto. Cuando acabó sus manos sujetaron un paño de cocina blanco impoluto, agarró una de las puntas y la escondió, cuidando el detalle, entre su cuello y camisa. Volvió a recorrer el camino realizado con el plato para su desplazamiento, en este caso, en sentido contrario. Arrimándolo con gula cogió con la mano derecha el cuchillo y con la izquierda el tenedor. El primer corte estalló en salsa roja, tanto que encharcó el plato pareciendo sopa. Masticó hasta acabarse el último trozo de ventrículo.

Cuando acabó, limpió su boca dejando el paño en estampado. Lágrimas recorrían sus mejillas, sonrojadas a consecuencia del calor pasado por el maltrago. Sus manos temblorosas denotaban una sensibilidad extrema. A flor de piel. Delicada al tacto. Pues no hay mejor estado que vomitar los sentimientos enquistados.

Así, abriendo su corazón por primera vez ante sus ojos, volvió a respirar el aire alimentado por un verde esperanza...

jueves, 15 de marzo de 2012

Vida de perras


En su tez blanca resaltaba el carmín rojo barato. La sombra de ojos negra y el rimel corrido de sus pestañas describían cansancio. Caminaba hacia su cárcel como cerdo degollado, sangrando a borbotones su calvario, pues el caminar lento y su mirada fija al infinito provocaban una visión abstracta del destino. La luz roja cansaba ya su vista, y los cuatro peldaños a escalar hacía la acolchada plataforma no hacían más que realzar el significado de los barrotes negros que acariciaba con desespero al pasear su cuerpo sin alma por las cabinas del deseo. La dosis de droga esnifada por su nariz putrefacta elevaba su mente a un desvarío constante, suficiente como para aguantar el tiempo estipulado.


Bailaba hipnotizada. Creyendo ser la dueña del vacío interno que la gobernaba. Ausente. Paseaba por delante de escaparates como trozo de carne jugoso y apetitoso. Casi delirante. Sus ojos mutaban a un burdeos intenso, poco a poco ardía en llamas, creando fuego. Mirada desafiante. Con la chulería y la prepotencia necesaria para venderse en el mercado negro. En ocasiones fijaba su atención en la persona que visitaba su celda de loba encerrada. Sintiendo un odio interno que disfrazaba con sonrisa sarcástica mientras deslizada su lengua por la fría barra situada en medio de la tarima.
Observar aquellas caras no tenía precio. No el suficiente para pagar la pérdida del sentimiento. Pues se había convertido sin querer en un saco roto. Perdiéndose en un mundo de oscuridad, de luces rojas, de drogas, de botellas que no parecían tener fin, más que el que imaginara de vez en cuando como vía de escape.

Sonaba la sirena, señal de su final de tiempo. Bajaba las escaleras apoyándose en las paredes, perdiendo el equilibrio en sus talones de vértigo, y no por no dominarlos en ningún caso, sino por el estado en que su cuerpo, letargado, sufría efectos secundarios.

Vistiéndose como alma que llevaba el diablo desaparecía dando portazo a un mundo de contrabando. Hasta nuevo aviso. Hasta que las malditas manetas del reloj apuntaran la hora señalada y llegara el momento de volver a recorrer su particular "corredor de la muerte"...

martes, 13 de marzo de 2012

Abrazos

Tengo la necesidad de reventar. De explotar. De arder en llamas y refrigerarme sin más. Tengo la necesidad de decir. De contar. De abrazar. De llorar. De desinflarme quizás. Andé toda la vida sin poder expresarme muy bien, sin vomitar palabras que expresaran lo que sentía, de mirar algunos ojos que tanto me decían... Hoy sólo puedo y quiero agradecer. Por que en momentos crudos, como éste tal vez, soy consciente de la gente importante que me mantiene. Que no me cogen con pinzas, sino que me agarran el antebrazo, que están pendientes de la caída, y corren a destajo en mi ayuda sin medidas. Gracias. No sé qué decir más. Un guiño entrelazado acompañado de un humilde abrazo, lo más oportuno quizás.

Impulso coge mi corazón hoy
Tiritas de contrabando
Juego al escondite con la pena
Y al pilla pilla con el mal trago.

Luz intento buscar
donde la sombra absorbe,
Más allá de la oscuridad
Siento tu mano al caminar
Aliento que regalas a mis pulmones.



Se agradece enormemente...

lunes, 12 de marzo de 2012

A ti

Tus ojos se están cerrando. Apenas le quedan un suspiro. Y flashes vienen a mi cabeza de todo nuestro camino, el vivido, el sentido, en todo lo que significa vida, pues te entregaste a la mía con todas las consecuencias añadidas. Y por ello te doy hoy las gracias, hoy y cada día transcurrido. Ya lo sabes, te lo he demostrado, a lo largo de tu recorrido. Te quiero con toda mi alma, con el corazón en mi mano caen lágrimas ensangrentadas, por lo sufrido, por verte así de malita conociendo en todo momento tu deseo no compartido. Irte a su lado desde que se fue mi santo bendito, aquél que te acompañó toda tu vida y no te deja ver más camino. 
No me hago a la idea, me ocurrió con él lo mismo, pues aún le sigo hablando en el silencio de mi vacío. Lo mismo haré contigo, feliz, pues sé que estarás con él, que los dos, desde ahí arriba me veréis, pendientes de mis fechorías y encauzándome, (una y otra vez), a lo largo de mi vida. Siento que se me parte el alma, siento que me quedo sola ante la tormenta que estalla, siento un dolor irremediable que no me permite respirar a un ritmo constante. Me faltas tú, y aún no te has ido, pero la angustia que se me produce forma parte del destino. Pues estamos aquí de paso e incierto es el camino. Te adoro, no lo olvides. Yo no lo olvido. En mis recuerdos más felices, estás siempre conmigo.

jueves, 8 de marzo de 2012

Cha Blasco de 10.....

John Doe from Cha Blasco on Vimeo.

Reinicio

Hasta aquí. Alcancé el límite de lo permitido. Mi cuerpo necesita formatearse y resetear desde inicio. En mi pantalla se suceden repetidas secuencias estilo Matrix. Y nada a lo que me enchufe ya tiene sentido...
Abriré cada mañana los ojos con una sonrisa. Haré gárgaras de limón para curar heridas de mierda tragada hasta el momento en desmedida. Saldré a correr un rato, para eliminar toxinas y, con suerte, algún mata sano en rebeldía. Me ducharé con agua fría, mantiene la piel tersa, ahuyento arrugas descubiertas por el paso del tiempo perdido en espera. Ejercicios de agilidad mental, aquellos que aceleren el proceso de "olvidar", pasar, guardar archivo y perder sin más en el disco duro de "lo ya vivido". Nuevo documento y a empezar sin más...



Voy a curarme de ti..

jueves, 23 de febrero de 2012

Invasión

Vomitar por tu amor
Estrangular las entrañas y escupir dolor..
Mitigar golpes en telaraña
Presa de lágrimas ensangrentadas
Perdida a la deriva de la nada
En el vacío de tu corazón

¿Existe la perfección?
Yo la encontré en tu mirada
En tus manos recorriendo mi espalda
En tus labios rozando los míos
Sin ninguna explicación

Me invade la desesperación
Pues en la oscuridad no encuentro nada
Palpo sin tacto por mis huellas mutiladas
En la penumbra de mi interior


miércoles, 22 de febrero de 2012

Camino

Una ciudad. Una estación. Y miles de personas con diferente destino. Los bolsillos protegían sus manos castigadas por el frío. Sus pies caminaban casi por inercia, pues apenas los sentía, parecían no tener vida. Helados. Su cazadora dejaba escapar la capucha de su sudadera, con la que cubría aquella cabeza que no dejaba descansar los engranajes de una mente en movimiento constantemente. Caminaba observando el ritmo de cada persona. Sus caras, sus gestos, sus labios moverse al hablar por teléfono. Mantenía un rumbo fijo, pero sin destino, únicamente por el simple hecho de caminar. La música en los oídos la dejaban absorta de cualquier realidad. Un ente en otro mundo en paralelo donde su único objetivo era percibir y observar.

De cara a las vías. Inmóvil. Observaba la gente que esperaba en el andén contrario. Personas sentadas acompañadas de maletas, cargadas de vivencias, o aún por vivir, tal vez. Un chico con los cascos puestos, mira al suelo tanto como a veces lo hace ella. Una chica, camina de arriba para abajo, nerviosa, intranquila. De repente se miran, situaciones tantas como las que imaginemos también. Llega el metro. Su reflejo permanece inmóvil a la velocidad en la que llega, por un momento observa su rostro reflejado. Se abren las puertas.

Su cuerpo amortiza las sacudidas del vagón, Rape Me le canta Kurt, justo al poner el primer pie en el andén. Como en rio de gente que sigue una misma corriente se mezcla para alcanzar las escaleras, para encontrar la salida. Procura tener la mente ausente, pero ésta no se relaja, ni de noche ni de día. El aire frío acaricia sus mejillas, las que esconde agachando la barbilla, y mordiendo la bufanda procura taparse los labios y sellarlos como contrapartida.

Quieta. En medio de la rambla, ojea a su alrededor y mira al cielo mientras es rodeada, por hormigas negras que siguen una tarea, obreras, "civilizadas". Sus ojos recorren las hojas verdes que se entrelazan, más arriba aún... intenta llegar ella. A la nada azul. Allí donde su alma se sienta liberada.
Mirando al cielo y sintiendo el aire cierra los ojos pensando en ti.
Y enciende un cigarrillo para seguir su camino.

jueves, 16 de febrero de 2012

Huellas

Siento un dolor, aquí en el pecho, que me corroe por dentro. Una sensación extraña que me recorre el cuerpo entero, percibiendo como batallan en mi estómago diferentes emociones sin sustento. A veces me causan bajón, otras ilusión, y otras me joden a patadas con alevosía y resquemor...
Intento con todas mis fuerzas arrancar, por algún posible resquicio, echando mano de garras y uñas, deshacerme de tal hechizo. Imposible hasta el momento. Vomito palabras que me alienten hacia una esperanza de alcanzar dicha hazaña... Despellejarme la piel a tiras, pues lo que importa anda en protegida, de barrotes de hueso humano llamados costillas.

Grito en silencio a la vida misma, a aquellos que lo llaman amor, muchos lo llamamos hipocresía.
Lluvia ácida en desmedida, para mi cara, mi cuerpo y mi alma. Una lenta agonía. Por lo que pasamos en ésta y en otra vidas. Por lo que nos queda por vivir, gritar, gemir. Sentir.

Pasos doy a destajo, huyendo de un posible afecto, un sentimiento vetado. Un virus, hecho mal trago, como si ratas buscaran su agujero en mi lado más tocado. Donde me cosen la boca con cuero, donde me obligan a mirar hacia el cielo, y en éste, nuestro universo, contemplo las estrellas mientras mis lágrimas recorren por mi mejilla cuando pienso que te quiero. Una estrella brilla en el firmamento y otra, se apaga, por falta de aliento. Por falta de manos que crucen otras manos, que no encuentren el desacuerdo. Que busquen su dolor más innato. Que tu sangre sea la mía, que el aire que tu respires me mantenga a mí con vida.
Que las huellas que dejas por el camino sean las que yo siga algún día...



Mañanas

Despertó. Abrió los ojos mareada sin saber bien dónde estaba. Los rayos del sol entraron por su ventana avisándole del nuevo día. Y ella... queriendo desaparecer. Largarse lejos de aquí, donde nadie la conociera, ni ella conociera a nadie. Donde tuviera que empezar desde cero sin pensar en nada, ni en nadie.
Su cama se apoderaba de su cuerpo sin mediar palabra, y ella, se dejaba apática. Con la mente en standby,  mirando la blanca nada del techo.

Se dejó arrastrar hasta el piso de abajo, la necesidad de café era la orden más inmediata. Su cabeza debía  reponerse y empezar de nuevo a funcionar, aunque ganas no encontraba. El tiempo concedió una tregua y el sol calentaba con fuerza, agarró su café y su cigarro y se sentó en el porche a cargarse de energía. Bienvenido el sol a su piel, blanca, de esconderse en harapos para refugiarse del frío. Alimentaba su calma, escuchando a los pájaros que volteaban en el árbol vecino. Cerrando los ojos lograba una paz algo anhelada.
De vez en cuando los abria, y observaba el color intenso de las flores avisando la cercana llegada de la primavera. Rosa fucsia, amarillo intenso, violeta estridente y verde, mucho verde, mucha fuerza otorgada sobre un color, el de la esperanza dicen... Esperanza era lo que tenía ella, de reencontrarse consigo misma y volver a sentir. Incapacitada hasta el momento por las heridas ocasionadas en el tiempo. Un reencuentro con su cuerpo, con su alma y su sentimiento, era lo que más necesitaba...

Flashes cargados de emociones le llegaban al recordar, momentos vividos, sentidos, todos ellos agradecidos. Sonríe. Sensación de bienestar. Quizás en ese momento evite el pensar en ése preciso pensamiento que tuvo al despertar. En desaparecer. En escapar. Quizás al fin y al cabo, aquí no esté tan mal..

A veces se representaba en agua, en el cauce que recorre desde su nacimiento hasta su fin. Así quería recorrer ella vida, fluyendo desde su renacer hasta su porvenir, aquél que nunca llega, por que aún está por llegar...

¿Quién sabe dónde le llevará la corriente? Esa por la que tanto se deja llevar, balancear, mecer, en aguas calmadas y en aguas bravas también... aquellas que la mareaban, la agitaban, la emocionaban (necesarias) y la arrastraban de nuevo a esa calma después tan deseada...

Como siempre, se dejaba llevar...



sábado, 4 de febrero de 2012

Incógnitas

Grito, chillo y amenazo al aire sin saber. Dando un giro de 180º cojo carrerilla y trepo por la pared contraria efectuando una voltereta sobre mí misma. Grito. La adrenalina escapa por los poros de mi piel mientras el corazón late a dos mil revoluciones por minuto. Eriza el vello de mis brazos proclamándose en rebeldía. Noto el recorrido de la sangre por mis venas como si de un torrente se tratase.
Escenas flashean mi cabeza. Una conducción temeraria en coche a dos cientos ochenta quilómetros por hora. Un salto en caída libre a más de 4.000 metros de altura antes de abrir el paracaídas a 1.500 metros. Este tiempo es de aproximadamente un minuto y se alcanza una velocidad de 250 km/h.
El tiempo corre a contra reloj a una velocidad no deseada, y mi alma sigue buscando el motivo por el que seguir así, rodeándome de interrogantes que sacuden mi azotea sin pensar en un porvenir, por que nunca llega.

Preguntas y más preguntas acechan mi cabeza, esperando respuestas que no tengo, a las que, algunas, busco y otras... desecho. Sin encontrar un rol que seguir, sin mirar atrás ni lo que aún está por vivir...
Las yemas de mis dedos recorren mi rostro intentando hallar una emoción, una sensación que demuestre que siento. Mi pelo alborotado deja entrever el estado al que me he abandonado, al que me despojo por completo.

Agarro el cuello de mi botella y trago siendo amargo el contacto en mi estómago.
Trago a trago consigue mi vista ver el culo, aunque baja la cerveza y no encuentro respuesta alguna.

Abriré otra. Sigue rascando...





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