Yo

jueves, 23 de febrero de 2012

Invasión

Vomitar por tu amor
Estrangular las entrañas y escupir dolor..
Mitigar golpes en telaraña
Presa de lágrimas ensangrentadas
Perdida a la deriva de la nada
En el vacío de tu corazón

¿Existe la perfección?
Yo la encontré en tu mirada
En tus manos recorriendo mi espalda
En tus labios rozando los míos
Sin ninguna explicación

Me invade la desesperación
Pues en la oscuridad no encuentro nada
Palpo sin tacto por mis huellas mutiladas
En la penumbra de mi interior


miércoles, 22 de febrero de 2012

Camino

Una ciudad. Una estación. Y miles de personas con diferente destino. Los bolsillos protegían sus manos castigadas por el frío. Sus pies caminaban casi por inercia, pues apenas los sentía, parecían no tener vida. Helados. Su cazadora dejaba escapar la capucha de su sudadera, con la que cubría aquella cabeza que no dejaba descansar los engranajes de una mente en movimiento constantemente. Caminaba observando el ritmo de cada persona. Sus caras, sus gestos, sus labios moverse al hablar por teléfono. Mantenía un rumbo fijo, pero sin destino, únicamente por el simple hecho de caminar. La música en los oídos la dejaban absorta de cualquier realidad. Un ente en otro mundo en paralelo donde su único objetivo era percibir y observar.

De cara a las vías. Inmóvil. Observaba la gente que esperaba en el andén contrario. Personas sentadas acompañadas de maletas, cargadas de vivencias, o aún por vivir, tal vez. Un chico con los cascos puestos, mira al suelo tanto como a veces lo hace ella. Una chica, camina de arriba para abajo, nerviosa, intranquila. De repente se miran, situaciones tantas como las que imaginemos también. Llega el metro. Su reflejo permanece inmóvil a la velocidad en la que llega, por un momento observa su rostro reflejado. Se abren las puertas.

Su cuerpo amortiza las sacudidas del vagón, Rape Me le canta Kurt, justo al poner el primer pie en el andén. Como en rio de gente que sigue una misma corriente se mezcla para alcanzar las escaleras, para encontrar la salida. Procura tener la mente ausente, pero ésta no se relaja, ni de noche ni de día. El aire frío acaricia sus mejillas, las que esconde agachando la barbilla, y mordiendo la bufanda procura taparse los labios y sellarlos como contrapartida.

Quieta. En medio de la rambla, ojea a su alrededor y mira al cielo mientras es rodeada, por hormigas negras que siguen una tarea, obreras, "civilizadas". Sus ojos recorren las hojas verdes que se entrelazan, más arriba aún... intenta llegar ella. A la nada azul. Allí donde su alma se sienta liberada.
Mirando al cielo y sintiendo el aire cierra los ojos pensando en ti.
Y enciende un cigarrillo para seguir su camino.

jueves, 16 de febrero de 2012

Huellas

Siento un dolor, aquí en el pecho, que me corroe por dentro. Una sensación extraña que me recorre el cuerpo entero, percibiendo como batallan en mi estómago diferentes emociones sin sustento. A veces me causan bajón, otras ilusión, y otras me joden a patadas con alevosía y resquemor...
Intento con todas mis fuerzas arrancar, por algún posible resquicio, echando mano de garras y uñas, deshacerme de tal hechizo. Imposible hasta el momento. Vomito palabras que me alienten hacia una esperanza de alcanzar dicha hazaña... Despellejarme la piel a tiras, pues lo que importa anda en protegida, de barrotes de hueso humano llamados costillas.

Grito en silencio a la vida misma, a aquellos que lo llaman amor, muchos lo llamamos hipocresía.
Lluvia ácida en desmedida, para mi cara, mi cuerpo y mi alma. Una lenta agonía. Por lo que pasamos en ésta y en otra vidas. Por lo que nos queda por vivir, gritar, gemir. Sentir.

Pasos doy a destajo, huyendo de un posible afecto, un sentimiento vetado. Un virus, hecho mal trago, como si ratas buscaran su agujero en mi lado más tocado. Donde me cosen la boca con cuero, donde me obligan a mirar hacia el cielo, y en éste, nuestro universo, contemplo las estrellas mientras mis lágrimas recorren por mi mejilla cuando pienso que te quiero. Una estrella brilla en el firmamento y otra, se apaga, por falta de aliento. Por falta de manos que crucen otras manos, que no encuentren el desacuerdo. Que busquen su dolor más innato. Que tu sangre sea la mía, que el aire que tu respires me mantenga a mí con vida.
Que las huellas que dejas por el camino sean las que yo siga algún día...



Mañanas

Despertó. Abrió los ojos mareada sin saber bien dónde estaba. Los rayos del sol entraron por su ventana avisándole del nuevo día. Y ella... queriendo desaparecer. Largarse lejos de aquí, donde nadie la conociera, ni ella conociera a nadie. Donde tuviera que empezar desde cero sin pensar en nada, ni en nadie.
Su cama se apoderaba de su cuerpo sin mediar palabra, y ella, se dejaba apática. Con la mente en standby,  mirando la blanca nada del techo.

Se dejó arrastrar hasta el piso de abajo, la necesidad de café era la orden más inmediata. Su cabeza debía  reponerse y empezar de nuevo a funcionar, aunque ganas no encontraba. El tiempo concedió una tregua y el sol calentaba con fuerza, agarró su café y su cigarro y se sentó en el porche a cargarse de energía. Bienvenido el sol a su piel, blanca, de esconderse en harapos para refugiarse del frío. Alimentaba su calma, escuchando a los pájaros que volteaban en el árbol vecino. Cerrando los ojos lograba una paz algo anhelada.
De vez en cuando los abria, y observaba el color intenso de las flores avisando la cercana llegada de la primavera. Rosa fucsia, amarillo intenso, violeta estridente y verde, mucho verde, mucha fuerza otorgada sobre un color, el de la esperanza dicen... Esperanza era lo que tenía ella, de reencontrarse consigo misma y volver a sentir. Incapacitada hasta el momento por las heridas ocasionadas en el tiempo. Un reencuentro con su cuerpo, con su alma y su sentimiento, era lo que más necesitaba...

Flashes cargados de emociones le llegaban al recordar, momentos vividos, sentidos, todos ellos agradecidos. Sonríe. Sensación de bienestar. Quizás en ese momento evite el pensar en ése preciso pensamiento que tuvo al despertar. En desaparecer. En escapar. Quizás al fin y al cabo, aquí no esté tan mal..

A veces se representaba en agua, en el cauce que recorre desde su nacimiento hasta su fin. Así quería recorrer ella vida, fluyendo desde su renacer hasta su porvenir, aquél que nunca llega, por que aún está por llegar...

¿Quién sabe dónde le llevará la corriente? Esa por la que tanto se deja llevar, balancear, mecer, en aguas calmadas y en aguas bravas también... aquellas que la mareaban, la agitaban, la emocionaban (necesarias) y la arrastraban de nuevo a esa calma después tan deseada...

Como siempre, se dejaba llevar...



sábado, 4 de febrero de 2012

Incógnitas

Grito, chillo y amenazo al aire sin saber. Dando un giro de 180º cojo carrerilla y trepo por la pared contraria efectuando una voltereta sobre mí misma. Grito. La adrenalina escapa por los poros de mi piel mientras el corazón late a dos mil revoluciones por minuto. Eriza el vello de mis brazos proclamándose en rebeldía. Noto el recorrido de la sangre por mis venas como si de un torrente se tratase.
Escenas flashean mi cabeza. Una conducción temeraria en coche a dos cientos ochenta quilómetros por hora. Un salto en caída libre a más de 4.000 metros de altura antes de abrir el paracaídas a 1.500 metros. Este tiempo es de aproximadamente un minuto y se alcanza una velocidad de 250 km/h.
El tiempo corre a contra reloj a una velocidad no deseada, y mi alma sigue buscando el motivo por el que seguir así, rodeándome de interrogantes que sacuden mi azotea sin pensar en un porvenir, por que nunca llega.

Preguntas y más preguntas acechan mi cabeza, esperando respuestas que no tengo, a las que, algunas, busco y otras... desecho. Sin encontrar un rol que seguir, sin mirar atrás ni lo que aún está por vivir...
Las yemas de mis dedos recorren mi rostro intentando hallar una emoción, una sensación que demuestre que siento. Mi pelo alborotado deja entrever el estado al que me he abandonado, al que me despojo por completo.

Agarro el cuello de mi botella y trago siendo amargo el contacto en mi estómago.
Trago a trago consigue mi vista ver el culo, aunque baja la cerveza y no encuentro respuesta alguna.

Abriré otra. Sigue rascando...





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