Yo

domingo, 23 de enero de 2022

Loba herida

Reconozco que he vivido presa. Como loba enjaulada y encadenada. Tiraban hueso en un cuenco al que apenas llegaba, y sed, desbordada. Una celda oscura y abandonada, de un lado a otro recorriendo barrotes, desesperada. Vigilando todo ruido extraño, posible alarma. Todo era un peligro, todo aquél que se acercara. Vigilando. Gruñiendo. Sacando dientes por si acaso alguien acercaba un brazo y de paso su carne me alimentaba. Aguardando el momento perfecto para mirar la luna y convertir mi alma antes de que abatirme determinaran.

Mis orejas agudizaron. Atenta. Un nuevo olor se había colado en la estancia, un olor no reconocido, alerta. Ruidos, golpes y gritos hicieron poner mi lomo erizado, peligro. No dejaba de ir de un lado a otro de la jaula levantando mi labio, enseñando dientes, preparada para cualquier cosa.

Mi cabeza baja alertaba el momento en que alguien bajara al sótano, aquél olor se paseaba hasta que cesaron los ruidos. Silencio. Máxima atención. El mínimo movimiento delata ubicación. Sus pasos se acercaban poco a poco hasta el umbral de las escaleras, era tímida, o quizás sabía qué iba a encontrase abajo, encadenado cual animal explotado. Me situé en el medio de la celda, preparada, mis fuertes patas delanteras clavaban mis uñas en la tierra. Mirada concentrada, lomo erizado y cabeza baja, enseñando dientes por si se lo quiere pensar dos veces.

Está aquí. Poco a poco baja, cada pie en un escalón con pausa, sabe lo que se hace, sabe que estoy yo?
Quién es? Se para delante mío sin hacer nada, me mira, sus ojos no tienen ira. Gruño por si acaso..

- Calma.. no voy a hacerte nada. Tranquila

Olfateo, retraso mis pasos en la celda y observo. No hace nada. Gruño de nuevo. Se ha acercado al plato y pone agua, me la acerca. No me fío, pero estoy deshidratada, así que no sin reticencias me acerco y huelo. Es agua. Bendita agua, mi cuerpo escuálido y maltratado necesita hidratarse. Y saco lengua y bebo. Por si acaso le gruño, no se crea que ha ganado.

- Eso es, bebe tranquila.

Tranquila? Es una puta broma? Me retiro erizado el lomo y enseño mi dentadura sin  descanso. Se acerca... Pone su mano poco a poco para dejarme olerla. Como no voy, se sienta y espera. Pasa tanto tiempo que me aburro y me siento sobre mis patas traseras. Me acerco poco a poco. Cuidado. Es extraña, pero no es como los otros. Tiene buena energía y está equilibrada. La huelo. Se gira me mira y me pregunta qué pasa?
Deja su mano cerca para que pueda olerla, y me retiro a mi rincón a esperar no sé qué.

Se levanta. Me levanto. Aunque me siento gruño desconfiada y de vez en cuando enseño diente. Abre la celda y se posiciona en mi rincón contrario, se sienta de nuevo y relaja. La miro y vuelvo a mirarla y con mi pesada cadena del cuello me acerco y vuelvo a olerla y a reconocerla. 

- Tranquila, voy a sacarte de aquí y llevarte conmigo.

Y sin apenas dilación y aunque he marcado su mano con mi boca, observo minuciosamente qué va a hacer con la otra. Su mano libre acaricia mi cuello sin temor y con cariño, así que retiro mi mandíbula de su mano y sin que apenas se note le rozo un lametazo. Y ahora sí, con sus dos manos quita el tornillo y me libera de un collar de hierro macizo que tantos años me ha pesado y me ha destrozado el cuello, cae por su propio peso.
Soy libre. Soy libre? La miro sin comprender, y mientras con sus dos manos acaricia mi cuello;

- Soy tú, tú eres yo. Mis 20 con mis iras y venidas. Estoy aquí para llevarte y cuidar de ti. Vienes conmigo?

Y fui.





Resiliencia

La resiliencia la conocemos en el plano de la física, es la capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado expuesta. Éste término pasó a adoptarlo la psicología en cuanto a la capacidad del ser humano para sobreponerse a circunstancias de adversidad en su existencia; tragedias, traumas, amenazas o estrés severo.
A pesar del dolor vivido la persona renace de nuevo a la alegría por medio de reinventarse a sí misma al dar un sentido constructivo a la realidad desde la visión del aprendizaje.

Hay varios puntos que caracterizan a una persona resiliente, cada persona adopta las características a su vivencia o vivencias de manera que adecúa según su estado o momento por el que transcurre su vida. 

1. Red social de amigos y familiares.
No se cierran a sí mismos (su dolor sí, posiblemente). Son autónomas, sin embargo, no hacen de ésta actitud proactiva una autosuficiencia individualista sino que nutren su vida con lazos afectivos de colaboración y afecto. Lo verdaderamente definitivo es la calidad del vínculo y la influencia constructiva de ése entorno.

2. Un mundo interior creativo
Cuando la realidad exterior muestra su lado menos amable, la persona no sólo puede atender a la lectura de los hechos sino que también puede refugiarse en ése universo que cultiva a través del autoconocimiento, el arte.

3. Adaptación al cambio
Cuando la realidad cambia, incluso cuando ésta alteración de los factores externos se ha producido en contra de su voluntad, la persona se posiciona ante un mapa de la realidad que le implica de manera vivencial.

4. Inteligencia emocional
En situaciones de adversidad pueden producirse sensaciones contradictorias, así como hay espacios para sentimientos vinculados con la tristeza.
Una persona resiliente no tapa ésta realidad emocional sino que la integran en su vida dando espacio a la escucha de esa información que tiene un mensaje que expresar. Es una de las características más fuertes de las personas más resilientes.

5. Miran hacia el futuro
Es imposible hacer cambios vitales poniendo el foco en el ayer puesto que el pasado ya está escrito. Miran al mañana con esperanza y se enfocan en el presente. Siempre se marcan nuevos objetivos que alcanzar.

6. Pierden poco tiempo en quejarse
Las quejas son humanas, sin embargo, una persona resiliente es protagonista de su destino, incluso cuando vive un periodo de dolor. No se desgasta de manera crónica a través de la rumiación mental y quejas constantes.

7. Sentido del humor
La risa y la sonrisa son elementos medicinales que refuerzan la fortaleza frente a la superación de un hecho triste.
Cuando una persona vive un momento de dolor el espacio para el humor es menor que aquél que se produce en la alegría. Sin embargo éste ingrediente está presente aunque sea en pequeñas dosis.

8. Gratitud
Incluso en el dolor, la persona resiliente es consciente de que tiene motivos para dar las gracias a la vida. Por el abrazo de consuelo de ese amigo, por la compañía de las personas más cercanas o por la felicidad vivida hasta el momento.

9. Piden ayuda cuando la necesitan
No esperan a que los demás adivinen sus pensamientos sino que se cuidan a sí mismas. Además piden ayuda por iniciativa propia.

10. Empatía
Son personas con gran sensibilidad y empatía, no sólo hacia los demás sino hacia sí mismos.

La resiliencia no es un poder que tengan tan sólo unas personas, todos somos resilientes, sólo que hay diferentes niveles desde bajo hasta alto. También es una característica en la que se puede trabajar y fortalecer uno mismo para conciliar un bienestar emocional y equilibrado.

miércoles, 19 de enero de 2022

Camisón blanco

Se incorporó de repente en su cama, pensando -hoy sí. Y deslizó sus pequeños pies por la escalera sin apenas hacer un minúsculo ruido que despertara a su hermano durmiendo en la cama de abajo. 

Lo observó dormido. Y pensó que hoy reuniría la suficiente fuerza para liberarlos a los dos de aquellos dos monstruos que hacían cada día más mella en su pequeña alma. Era caluroso, pero la fría y oscura madrugada acunaba en el frío aquél niño de 3 años al que, con cariño, volvió a tapar.

Como una autómata salió al pasillo sin apenas sentir nada, su camisón blanco por las rodillas se arrugaba por una mano que no podía estarse quieta. Sus ojos abiertos como búho en la noche reconocían cada parámetro de los objetos que decoraban la casa. No hacía falta que los viera, sabía su ubicación exacta por intercalarse entre ellos para pasar desapercibida. Había desarrollado el poder del camuflaje, no le quedaba otra si no quería ser diana. Era el recurso fácil.

Se dirigió a la cocina, y adquirida la capacidad camuflaje, de ser apenas imperceptible, abrió el cajón donde se encontraban los cubiertos de larga embergadura y cuchillos de potente hoja, para cortar bien, para desgarrar mejor. Cogió uno, con el que se hacía para hacer la comida cada día, cortaba con precisión y sin titubear. Algunos cortes habían decorado sus manos en más de una ocasión, por prisas, por presión, porque las carcajadas resonaban en su cabeza cada vez que indicaban -mete el dedo a ver si el aceite ya está caliente. Cuando estaba hirviendo. Risas. Antiguas freidoras que cuentan con una amplitud conscientes de que van a ser rellenadas de un litro de aceite que iba a calentarse,  hervir y freír el alimento en cuestión que tocara en el menú indicado, en una hoja sucia y llena de manchas apegada en la nevera a su altura, para saber qué tenía que cocinarles según el día y su franja horaria. 

Con sus pies descalzos, paso a paso y sin hacer ningún ruido, apareció en el umbral de la puerta de su habitación. Cuchillo en mano intentando no mover ni un pelo de su pequeña media melena lisa y rubia, entro en la habitación. Allí dormían, en su cama los dos como si nada de lo que ella vivía les trastocara el sueño. Se quedó inmóvil a los pies de la cama, observándolos. Estática. 

Las luces de la farolas de la calle penetraban en la estancia por aquellos huecos pequeños que forman las persianas, dislumbrando con una tenue luz la cara de aquéllos dos monstruos que dormían a pata suelta. Una ira que no alcanzó a saber de dónde salía con tanta valentía, hizo que caminara hacia él. Siguió andando hasta rozar con la tela de su camisón la mesita de noche. Lo miró. Lo odió. Le pegó. Le pinchó. Lo desgarró. Le escupió. Igual que a ella. Sus caras le repugnaban. Se había imaginado más de mil veces cómo escapar, cómo sacar al pequeño de allí, cómo librarse de aquéllos dos y cómo iban a pagar toda la herida abierta que no dejaba de sangrar cada día más. Apretó fuerte con su mano el mango del cuchillo. 

Sería capaz? Quería hacerlo. Dudaba de si en el momento preciso podría clavar y retorcer el cuchillo para desgarrar dentro la herida. Había pensado en la yugular. Entrada directa y concisa, sin parpadear. Clavar, retorcer y sacar. Un corte en dicho punto apenas tiene capacidad de reacción, el sangrado es tal que poco a poco se escapa la vida sin apenas poder reaccionar, igualmente al querer ponerse en pie el sangrado es mucho más agudo, después viene el mareo por la falta de sangre que brota de tu cuerpo y no llega al cerebro. Muerte rápida. Le daría tiempo a correr al otro lado de la cama y ejecutar la misma acción con la que dormía a su lado?

Escuchando los ronquidos de cada uno valoró el momento en milésimas de segundo. Escenificó el plan en su mente una y otra vez antes de verse con valor a hacerlo. De repente una idea sacudió su cabeza. Se introdujo por el agujero de su oído y llegó escalando a su cerebro.

Qué pasaría después? Aquella niña se quedó inmóvil pensando en las consecuencias. 

Habré matado... Cárcel
Cómo me sentiré después de sentirme liberada... Asesina
Cómo explico la circunstancia... Nadie te creerá
Dónde iré a parar... Reformatorio
Y mi hermano... No lo sé
Estás segura? ... No lo sé
Quieres? ... sí
Es la manera de liberarte? O empeorará aún más tu vida... Seguramente

Aflojó la fuerza de su puño con el que apretaba el mango del cuchillo. Y poco a poco se sintió cada vez más incapaz. A paso lento volvió sobre sus pasos mirándolos a la cara con asco y pesadumbre. Salió de la habitación cuando sus lágrimas ya resbalaban por sus mejillas, en su cabeza sólo existía la frase "no puedo más", y volvió a la cocina y con la misma sutileza para seguir sin crear el mínimo ruido, abrió el cajón y depositó el cuchillo. Cerró el cajón y volvió a su habitación. Con pesadez subió la pequeña escalera de la litera y volvió a sumergirse entre sus sábanas. Abrazó su almohada mojada ya por sus anteriores lloros en silencio. Y apenas sin sentir el frío, sus lágrimas brotaron de sus ojos hasta que cayó dormida. 

Sus 9 años no eran suficientes para coger tanta valentía... Quizás debía seguir tragando y seguir haciéndose fuerte para la próxima oportunidad.

lunes, 10 de enero de 2022

Estar sin Estar

Estoy sin estar. No sé si es el estado normal después de haber pasado tanto estrés prostraumático (y lo que me quede), o es que me voy desinchando poco a poco, no sé si mi dolor crónico ha subido a nivel agudo o si estoy tomándome kit kats de largas horas diarias.

Muda. Me cuesta despegar mis labios. Es algo tan sencillo y al mismo tiempo tan desesperador. No puedo. Al principio me pasaba cuando mi ansiedad iba a 20 mil revoluciones, pero ahora la ansiedad apenas existe, cuando viene, es con entrada triunfal y otras más llevadera. En mi mandíbula antes ejercía una tensión capaz de inmobilizarme. Incapaz de realizar cualquier movimiento. En un momento dado apenas sin buscarlo aparecía mi voz débil y en bajo tono, tanto que mi interlocutor apenas era incapaz de escucharme, pidiendo repeticiones por no alcanzar a oír mi floja voz.

Ahora mi silencio es diferente. Mis labios a ratos carecen de desbloqueo. Permanezco callada, seria, en silencio. En mi mundo sin poder dominar el espacio-tiempo. Es como si me encontrara en un cruce, coches a la velocidad de la luz siguieran su camino sin yo entorpecerles el paso, soy yo la que está bloqueada en un cubo de 4x4 que se convierte a veces en una caja blanca pero presionada. Sólo puedo mirar, quedarme quieta y ver pasar. Una nueva etapa? Quizás, la verdad es que no tengo ni idea. Y he mejorado, porque me da igual. Antes para mí era exigirme y frustrarme.Lógico, (mi caída era a toda hostia y en picado) no veía luz, sólo oscuridad.
Es la diferencia. Ahora veo luz, resquejos de oscuridad, sin que me creen presión ya que si de algo estoy bien informada es de que lo malo también es bueno sentirlo, siempre y cuando lo dejes ir y no te lo quedes para ti. Precisamente por eso mismo sé que no es el mismo sentimiento ni la misma emoción. Pienso entonces, descanso? Tal vez, no lo sé.

Sólo me encuentro sin pilas y tanto física como mentalmente estoy en batería baja.
Es como si mi cerebro estuviera en  mínimo mantenimiento. Modo ahorro por poca batería que me queda, y al mismo tiempo, un don't worry be happy, se apodera de mí.
No me encuentro mal, sino rara. Extraña. Sensitiva. Mis dolores agudizan. Todo sigue un compás en el que es fácil caer en sus pasos y entrar cuál hámster en rueda mortal llamada "de ejercicio". Quiero pensar que sólo reposo y me recupero, que curo mis heridas porque he sido malherida en mi propia guerra. Así que lo tomo con filosofía.

Sigo con mis viajes espacio-temporales y eso añade una presión que poco descanso da. Mi voz en mi cabeza me dice que poco a poco, tranquilidad, pasará. Ahora confío en ella más que en nadie, así que si ella lo dice es porque... Pasará.


sábado, 8 de enero de 2022

El Everest

Hoy es un día de mierda. Ayer fue de subida, hoy tocaba luping y bajada. Es una montaña rusa de la que no puedes bajarte, al menos de momento.
En mi azotea se ha instalado la niebla. Estoy agotada. Son muchas emociones, desbloqueos, donde mi físico no acompaña y me siento como en espera de pasar el Escalón de Hillary, cuando has visto que no fijaron las cuerdas.
 
Todo el esfuerzo físico por aguantar el viento helado que recorre tu cuerpo a ráfagas de hielo, todo tu cansancio por el esfuerzo sobrehumano que sienten al ejecutar cada paso, y la maldita espera de que pase ése terrible momento en el que sólo sientes la pérdida de tus fuerzas.
Es demasiado. Sólo puedo estar de cuerpo presente, y sentada, y tumbada, y tirada sin apenas hacer movimientos. 
Pero mi mente no está tranquila hoy.

Estuve aún peor durante un tiempo, pero luché como una jabata para que sólo fuera temporal. Me costó lágrimas, enfados, ira, impotencia, casi volverme loca. Pero si por algo he luchado es por mi vida. Y me encuentro en un momento en el que un máster con matrícula de honor va a colgarse en forma de atrapasueños sobre mi cabezal, y ése máster soy precisamente yo.

Me veo desnuda y veo debilidad y necesidad de curar. Es increíble cómo trabajar sobre uno mismo puede consumirte como cigarro encendido para hacer bola de papel tachado y reciclar después. Es una movida de la que no puedo dejar de flipar. Te consumes. Liberas el mal. Y aprendes a volar.

Es muy jodido. No es fácil, sólo l@s valientes le damos el valor a nuestra vida, todo el que merece. Otr@s deciden otros caminos. Lícitos. Cada uno obtiene lo que busca supongo. Nada es fácil en la vida, sólo cambia la dificultad según el prisma con el que lo veas todo.

Reposo sin pensar en nada más. Mi cuerpo me lo ha exigido. Pero mi mente no para. Aletargada, pero sigue ahí. Hay ratos, días, semanas, que... Todo es proponerte subir el Everest. 

Tranquila. Inspira. Expira. Inspira. Expira. Y no sirve de nada porque me ahogo igual.
Pero hoy es sólo un día duro. Van unos cuantos, pero se sacan fuerzas de arcas vacías si hace falta. Mañana no sé qué tocará, si ésto no es vivir al límite, que me digan qué es.



miércoles, 5 de enero de 2022

Metamorfosis

Te siento a mi lado dándome fuerzas. Tienes tanta razón... Ahora que veo con tus ojos todo es nitidez a mi alrededor. Maravilla. Fluyo como el cauce del río, como la ráfaga de aire roza una mejilla y coincide con una bocanada de aire fresco en los pulmones y respiras, y te sientes...
Viva.

He viajado en el tiempo, varias veces y aún me queda. No es nada especial pero éstos días son diferentes. Sales con una raya de speed y a medida que pasan los minutos pierdes fuerzas hasta tal punto que tu cuerpo recae aposentado en el tiro de escalera intentando que oxígeno entre en tus pulmones y tu cuerpo se reponga poco a poco. Consigues realizar una pequeña y lenta inclinación hacia abajo y te encuentras con un espiral de escaleras sin fin que distorsionan tu visión. Aguanta. Queda poco. Y se abre una puerta en el tiempo que te lleva a un lugar reconfortable, puedes dejarte caer en un lugar cómodo y descansar.

Poco a poco recobras el aliento y te das cuenta de que estás echa una mierda. Literalmente. Las fuerzas han desaparecido y aparecen temblores terrenales causados por un dolor atroz que atrofia tu capacidad de recomponerte instintivamente. Es aletargado. Pero es normal. El esfuerzo ha sido máximo, y todo cansancio merece su descanso.

Implosiona mi cabeza. Un dolor en el pecho punzante hace que valore mis viajes de hoy. Los buenos y los malos. Adelante y atrás. Es normal que esté tan cansada.

Hoy fui previsora y coloqué una coraza para protegerme de impactos. Resulta que me hago fuerte con el paso del tiempo y hoy he podido respirar sin ella. El cuerpo a cuerpo siempre fue para mí la lucha más loable. Hoy he visto que estoy preparada, y probablemente reciba golpes, lo sé, es ley de vida, pero lo importante es que estoy preparada para luchar, y además a flor de piel.

Mañana es mi cumpleaños. Fueron días importantes en mi temprana niñez, pero rápido pasaron a ser un día normal y corriente sin ningún motivo de festividad. Eso hizo que al salir de mi caparazón tampoco les diera mucha más importancia. Hoy he notado el cambio. Mañana voy a celebrar conmigo misma mi cumpleaños. Me lo debo. En mi soledad, conmigo. Con esa pequeña que ya ha crecido y sólo hay que seguir mostrándole la belleza del mundo. No parto de cero. Si algo tiene belleza en el mundo es el propio mundo. Nuestro planeta Tierra. Nuestra tierra.

Ésa que me encanta sentir en mis pies descalzos porque siento esa sensación de libertad que es vitamina para mí, y remuevo mis dedos en ella. Para sentirla, para disfrutar del momento, para sentir ésa conexión especial que buscamos desesperadamente algun@s. Como el sentirte libre bajo la lluvia y tan sólo sentir, cómo gotas de agua caen en tu rostro y te dejas abrazar por ésta magia que tenemos en éste mundo y que tristemente somos pocos los que los apreciamos... Momentos. Somos la resistencia. Aquéllos que no dejan perderse por lo material y su consumo y le aportan todo el valor del mundo al verbo vivir, sentir, de filosofía natural.

La vida no es más que eso, una secuencia de momentos con sus derivaciones elegidas o no, las que no se eligen tienen un brillo especial que no todo el mundo puede llegar a ver la estela de magia que la envuelve. Siéntete afortunad@ si consigues verlo, eso es realmente sacarle jugo a la vida. Darle su valor.

Todo mi alrededor se va desbloqueando poco a poco se abren mundos nuevos  para mí que quiero descubrir. Recuperé mi naturaleza, mis inquietudes y mis ganas de crear, me abruman. Saco toda mi fuerza precisamente de ello. Traje ignífugo adquirido. Bajar al infierno y volver a subir comporta un riesgo, los viajes van aflojando y volver a entrar en escena recién llegado y meterte en una conversación.. resulta cansado. Si sumas todos los viajes diarios... He dejado atrás las horas extras. Valoro mucho más mis horas libres.

Es el camino, lo sé, porque siento que curo. No siento tanto dolor. Me he equipado en cada viaje con el aprendizaje interiorizado. Mi barra de energía no baja desmesuradamente, he adquirido habilidades que me ayudan a ser más fuerte. Felicidades para mí. Empiezo a reconocerme en mi hazaña. A ponerme en valor. A vaciar mochila. Y joder qué puto descanso... 

Resulta que vivir es mucho más sencillo de lo que yo creía.


martes, 4 de enero de 2022

Mi despedida, para ti firmada por mí

Ahora me levanto de mi cama con unas ganas de mandar a chupar a la mitad.
Ésta personaja me decía que yo no valía para ésto y, ahora, tengo mi cabecita reformada. Agua pasada. 
Ya no quiero diazepan en mi cabeza pero sí la botella  en el minibar. Hace poco quería una charla, sabes quién va a dártela, guapa? Eres agua pasada.
Mira que yo lo intenté, y cada vez que lo intentaba me costaba trabajo.
Cojones, esfuerzos y sed. -Hice amigos, lo ves? La fe me los trajo. Hablo de mí, de mi sueño de crecer, si vinieras conmigo hasta te enseño un atajo. 
Fue lo que no hablo por esa boca que me dio de comer y hoy le duele verme dentro del ajo. Es agua pasada. Página fuera. La vi, me miró, curiosa manera, fue una conexión rara, ya no me miraba a la cara siquiera. Nos dieron las 11h, las 12h y las mil y ahora no nos damos ni un poco de pena. Todo es agua pasada de un mes de abril y no el plato de clavos que como en la cena.

Hoy la vida me ayudó, hizo que supiese ver, lo que es agua pasada ya no tiene que volver. Agua pasada, lo siento mujer, eres agua pasada. Agua que fue y que no va a regresar, te di lo que tuve no tengo nada más. Son 33 años de mal, lo puedes  adivinar, verdad?

Por ser novedad, se metió en el hondo y no supo nadar, la ola la dejó atrás y no dejó de tragar agua salá.
No quiero saber nada más, no guardo tu número ya. Nos conocimos y no pasó nada más, no nos tenemos nada que aportar, es agua pasada. Una que se llama Patri tiene firmado en LA repisa: "ahora sólo te miro y me das... Me das más pena que risa".

Con la edad que tengo y con todo lo que tengo, créeme, te podría vacilar. Qué poquitas cosas me quedan por pagar y no te hablo de nada material. No quiero visitas a través de un cristal, he vuelto más Patri, menos avatar, escribo a morir ya no escribo a matar, quise digerir y volví a vomitar. Es algo que fue y no va a regresar.



Fin.

lunes, 3 de enero de 2022

Blanco y Negro

Mis días pasan. Mi campo de visión ve la vida pasar entre el blanco y negro, y color.
Una ráfaga de disparos en formato raw consigue una foto real del punto de extracción. Me extrapolo. Mi cuerpo físico se mantiene en el mismo plano, pero mi mente no coincide en el mismo lugar.
Viaja. Me encuentro en un negativo ya deteriorado por el paso del tiempo, pero éste tiene la maldición de obligarme a estar presente en la foto. 

Una secuencia de imágenes crean un movimiento continuo de desgarro en mis entrañas. Me encuentro in situ. 
Atravieso mi terror más absoluto entre llamas, soy consciente de que no puedo perderme, porque tengo que encontrarla y rescatarla. Ha llegado al límite. Ha pensado en abandonar y quemándome viva en el infierno, renazco de mis cenizas cuál Ave Fénix. Es necesario.

Me encuentro en una habitación pequeña que apenas puedo recordar. La imagen es distorsionada. Blanco y negro. Recuerda a una película antigua, alguien parece darle a la manivela del proyector. Su lentitud, a veces, resulta dañina.

Una enorme y oscura sombra tiene a la niña mirándolo de pie. Es demasiado pequeña. Su media sonrisa desmesurada y ésos ojos del mal no hacen más arder en la oscuridad y que mis uñas se claven en las palmas de mis manos. Sangran. Tiemblo en convulsiones. Mi temperatura baja y el aire poco a poco deja de entrar en mis pulmones, ellos mismos ejercen una apnea que me deja varios minutos sin respiración. Es raro porque cuando dejo de respirar mi dolor descansa. Casi es un descanso placentero. 

He sentido ésa clase de placer antes y no es bueno. Buscas desenchufarte y descansar, sin más. Crees que todo está bien. Pasamos lo que pasamos, vivimos lo que vivimos y creo que fue hasta bonito! mientras duró... Agotados, recurrimos a la apatía más absoluta sólo por el esfuerzo humano de poner un pie en el suelo cada mañana. Dícese mañana, como tarde, como noche o madrugada.
Te anulan. Te vejan. Te hieren. Te rompen. Te machacan. Y esperan desprenderse de ti. No te ves más que algo, no alguien, algo, que nada tiene derecho a sentir. Te sientes en deuda con la vida. Te exprimes gota a gota retorciendo tus manos hasta rozar la quemadura, porque crees deber "algo" a "alguien" por vivir.
Cargar un peso como ése y a medida que pasa el tiempo su indudable aumento, acaba pasando factura. 
Son muchas heridas que lamerme, curar y reponerme. 
Aparto ésa sombra con ira. Cojo a mi pequeña y me la llevo en brazos mientras mi mano derecha apoya con delicadeza su cabeza sobre mi cuello, con el único fin de ahorrarle ver más dolor.


Millones de escenas atormentan mi cabeza durante el día y agotada me siento de reptar por el suelo sin apenas aliento. Sentir que mis dedos no me acompañan y no se clavan en un asfalto lava. Me siento destruida. Mi fuerza desfallece. 
Pero me alimento de nuevos momentos. De bonitos recuerdos y gente que me quiere.

Va por mí, por los míos que sufren conmigo y por el simple derecho a vivir. Ésta vez de verdad.




domingo, 2 de enero de 2022

Maestro

Wow pare, qué vacío nos dejas... Siempre he sabido que eras importante para mí, pero tanto!? No tenía idea del vacío que me dejas. Pues sí, es así. Te hecho tanto de menos. No quiero pensar que no voy a oírte decirme "es que eres una niña chica!" Sé que te voy a escuchar de vez en cuando y sé que me lo vas a decir cada 2x3 como no tengo remedio... Sabes que ya te oigo decírmelo y me río sola. Ésa es tu magia.

Nos quedamos todos en paz porque ya eres libre. Ya vuelves a sentirte tú, sin ataduras a un cuerpo malherido al que la vida golpeó fuerte y demasiado joven. Pudiste con ello y más, por tu coraje, por tu valor y por tu cometido; regalarnos a los tuyos tu visión del mundo. 

Con el humor más maravilloso del mundo, no te permitías decir a nadie lo mal que estabas "jodido pero contento", esa era tu respuesta en, por cierto, no demasiadas ocasiones. Siempre bien. Y tu sonrisa.

Por ello te admiro y me faltan vidas para reverenciarte x tu esfuerzo y dedicación. Me quito el sombrero. Todo es aprendizaje. Todo es según el punto de vista con el que juegues, no?

Eres todo un maestro, fuiste Jedi y nosotros tus padawans.
Al partir, cuando decidiste pedir partir, porque lo sabemos. Sabes que lo sabemos. Pediste que te vinieran a buscar porque creíste en nosotros, y nos viste preparados para emprender nuestro nuevo camino. El crecimiento personal, el amor y la valentía. Subimos de rango. Tranquilo, está bien, todos hemos hecho un sobre esfuerzo rebuscando de donde no encontrábamos más que vacío, y hemos abrazado juntos tu sabiduría. Estamos más unidos que nunca y como solías decir "todos para uno y uno para todos". Una piña.

Has dejado tanto amor... ¿Eras consciente? Cuidaré de la mare, sabes que no me sale no hacerlo. Y estaré ahí siempre para tus poyuelos. Tus hijos, a quién  cobijaste entre tus alas y ahuecaste para que crecieran y se convirtieran en lo que son hoy. Luz.

Te lo debo. Os lo debo. Pero no xq deba, sino xq me sale del corazón. Porque el amor se cuida con amor y tú de eso nos has dejado las arcas llenas, para siempre. Para los restos. 

Porque vives en cada uno de nosotros y nos has dejado el legado más bonito. Tu legado. El de la verdad, la honestidad, la pureza, la naturaleza, el amor por los nuestros y sobretodo a la vida.

Maestro, Diego se quedó con ganas de más. De conocerte y disfrutarte más. Créeme que es sentido. Y me duele que no haya podido, porque sé a ciencia cierta que hubiera disfrutado tanto... Cuando hablábais se dibujaba un bonito recuerdo que no dejaba más que un rastro de disfrute. Te queremos.

Estoy aquí, siempre estarás en mí, si quieres venir a verme ven, no haré más que agradecerte. Te lo vuelvo a decir, te echo de menos. Y lo que me queda. Pero algún día nos volveremos a encontrar y estarás de pie, sano! Nos daremos mil abrazos, daremos paseos y hablaremos de la vida, como hacíamos, como hacemos, como haremos... Toda la eternidad.

Siempre tu ahijada. Descansa, ahora sí, ya en paz. Volveremos a estar todos juntos, y lo sabes.

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