Yo

miércoles, 22 de febrero de 2012

Camino

Una ciudad. Una estación. Y miles de personas con diferente destino. Los bolsillos protegían sus manos castigadas por el frío. Sus pies caminaban casi por inercia, pues apenas los sentía, parecían no tener vida. Helados. Su cazadora dejaba escapar la capucha de su sudadera, con la que cubría aquella cabeza que no dejaba descansar los engranajes de una mente en movimiento constantemente. Caminaba observando el ritmo de cada persona. Sus caras, sus gestos, sus labios moverse al hablar por teléfono. Mantenía un rumbo fijo, pero sin destino, únicamente por el simple hecho de caminar. La música en los oídos la dejaban absorta de cualquier realidad. Un ente en otro mundo en paralelo donde su único objetivo era percibir y observar.

De cara a las vías. Inmóvil. Observaba la gente que esperaba en el andén contrario. Personas sentadas acompañadas de maletas, cargadas de vivencias, o aún por vivir, tal vez. Un chico con los cascos puestos, mira al suelo tanto como a veces lo hace ella. Una chica, camina de arriba para abajo, nerviosa, intranquila. De repente se miran, situaciones tantas como las que imaginemos también. Llega el metro. Su reflejo permanece inmóvil a la velocidad en la que llega, por un momento observa su rostro reflejado. Se abren las puertas.

Su cuerpo amortiza las sacudidas del vagón, Rape Me le canta Kurt, justo al poner el primer pie en el andén. Como en rio de gente que sigue una misma corriente se mezcla para alcanzar las escaleras, para encontrar la salida. Procura tener la mente ausente, pero ésta no se relaja, ni de noche ni de día. El aire frío acaricia sus mejillas, las que esconde agachando la barbilla, y mordiendo la bufanda procura taparse los labios y sellarlos como contrapartida.

Quieta. En medio de la rambla, ojea a su alrededor y mira al cielo mientras es rodeada, por hormigas negras que siguen una tarea, obreras, "civilizadas". Sus ojos recorren las hojas verdes que se entrelazan, más arriba aún... intenta llegar ella. A la nada azul. Allí donde su alma se sienta liberada.
Mirando al cielo y sintiendo el aire cierra los ojos pensando en ti.
Y enciende un cigarrillo para seguir su camino.

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