Yo

viernes, 24 de junio de 2022

Húmedo

El grupo estaba animado. Risas íban y venían, el chocar y el brindar ya no sonaba al unísono pues el alcohol causaba ya su efecto. Y entre todo el barullo sólo habían dos miradas furtivas que permanecían serenas. Pendientes el uno del otro, con gran disimulo pasando desapercibidos,  podía escucharse desde lejos el palpitar, el sentir unas ganas deseosas de rozarse la piel, como quien no quiere la cosa.
Se escudaba bajo una visera negra que no dejaba al descubierto el rojo de sus mejillas. Pero como fallo permanente cada vez que alzaba la vista no podía sino buscar sus ojos. Al encontrarlos, esquiva. Demasiado tarde. La coincidencia siempre era efectiva. Había determinados momentos en los que parecían jugar al aguante. Desafiantes. Quién perdía antes al sentir el calor en su cuerpo y tener que cambiar de punto de mira, por aumentar su adrenalina y crear incendio.
Ella lo observaba mientras en conversaciones participaba, pero siempre jugando con la diana en su campo de visión. No podía evitarlo. Una conexión se estableció, no sabían muy bien el cómo, sin apenas cruzar palabra al conocerse. Estudiándose, nuevo frente.
Desde aquél día ambos percibieron un pinchazo en el costado, un libro abierto en conocimiento de interior. Diciendo con miradas lo que no pronunciaban sus labios en ninguna ocasión.

Desapareció al cruzar la puerta, porqué motivo no recordaba. Al girar media vuelta casi choca con su visera. Demasiado cerca su rostro, respiración entrecortada, sonreía quizás por nervios, quizás por valentía, sonrojada.

- Vas a parar?
- A parar qué? (media sonrisa)
- El ponerme nervioso.
- Te pongo nervioso? Yo? 
- Lo sabes bien... 
Acercándose poco a poco le susurró suavemente al oído
- Al final vas a obligarme a besarte.
Bajó la mirada sonrojada y soltó aire. Reunió el valor para levantar su cabeza y mirarle directamente a los ojos.
Antes de que pudiera decir nada sus labios se encontraron con los suyos.
Lenta, suave pero al mismo tiempo ansiosa encontró su lengua en su boca, a la que buscó con desespero mientras agarraba su cuello. La bilirrubina subió cuando la apoyó en la pared. Eso hizo crecer el deseo, el hambre, el desenfreno.
Paraban de vez en cuando para apoyar sus frentes y mirar hacia abajo mientras se acariciaban. Pero era tarde ya para recuperar el punto muerto.
Fuera seguía el grupo, y ellos prefererian seguir en el anonimato.
Escucharon pasos y ambos se separaron automáticamente, evidenciando su torpeza, pero el embriagado amigo no tenía los cinco sentidos en alerta para darse cuenta. Varios entraron. Cortaron ése momento preciso en el que el deseo descontrolado daba rienda suelta. Alta tensión en sus cuerpos.

Las miradas se volvieron intensas, aprovechando el júbilo de sus amigos que jugaban en otro canal totalmente distinto, ahora se miraban de forma desafiante. Jugando el uno con el otro. 

Pasaron las horas y poco a poco desaparecieron personas. Los últimos dos amigos ofrecieron su coche para llevarla. Pero con agradecimiento declinó la oferta;
- Me quedo para ayudar a recoger.
- Ya la acerco yo después.
- Vale, mañana nos vemos chicos, buenas noches.

Mentiras. Querían quedarse sólos por fin. Habían deseado ése momento toda la noche. Mientras recogían en silencio podía sentirse la tensión a flor de piel, ninguno de los dos se miraba, limpiaban nerviosos por dentro, por la escena planificada.

Ella llevó los vasos a la cocina, y dejándolos en la pica notó las llemas de sus dedos acariciando sus muslos suavemente. Se le aceleró el corazón, sus palpitaciones aumentaron, disparó su tensión mientras él escalaba su piel. Notó su humedad, eso hizo que mordiera sus labios de placer, y cuando entraron sus dedos dentro, él bufó, notando su miembro crecer. Ella respiraba entrecortada abrió la piernas y estirando brazos agarrándose a la pica hundió su cabeza para poco después estirar su cuello, su cara mirando al techo mientras gemía de placer. 
El ritmo se aceleró, sus respiraciones también, y cuando ella se corrió giro su cuerpo y cogiendo suavemente su cara lo besó con unas ganas desbordadas. Sin autocontrol.
Él acariciando sus muslos la elevó a horcajadas y acomodandola en su cintura se la llevó a su cama. La dejó poco a poco, la desnudó muy despacio, con cariño, mientras él también se desnudaba. Sus bocas habían bajado ritmo y la suavidad y la delicadeza abrían camino. Ella de pronto cambió situación, se colocó dominante mientras acariciaba el cuerpo de él, besando cada rincón hasta que se dirigió a su miembro erecto mostrando en esplendor su placer. Y lo lamió. Mientras provocaba bufidos en él, el corazón a cien, y ella mirándole a los ojos disfrutando de ése momento en el que lo volvía loco.
No pudo reprimirse y él acariciándola  subió a su boca y se besaron una y otra vez mientras se colocaba encima de ella. La mirada en ése momento quedó ajustada, los teletransportó a otro mundo, en el que estaban solos, juntos, donde no importaba nada más que ellos dos enredados entre sí. Y poco a poco deslizándose hacia sus adentros, sus gemidos fueron alzandose en el tiempo y desgarrandose el uno al otro de pasión formaron uno solo en ésa habitación. 
Sus respiraciones, sus gemidos sus cuerpos desnudos y sudados provocaron un charco en las sábanas, en su cama. 
Así permanecieron varias horas sin dejar de degustarse, sin dejar de tocarse, de acariciarse, de sentir una simbiosis que acabó por dejarles destrozados hasta el amanecer.

- Ven aquí, que te coja - y besando su cuello suavemente le susurró - Descansa.
Cuando ella ya había caído rendida utilizando su último esfuerzo para pegar su piela la de él. 

miércoles, 15 de junio de 2022

domingo, 12 de junio de 2022

Luz violeta

Reposaba la cabeza en sus brazos, los que con sus manos, recogían sus piernas.
Su cuerpo protegido por dos grandes alas proporcionandole calor, formando un capullo de protección al dolor.

Paredes blancas corridas en negro y grises, toda la gama. Ventanas de cristales tapiadas con tablones de madera seca y desconchada. 
Por entre finas rendijas entraba una delicada, suave y débil luz que alumbraba la estancia.

Vacía. Cuatro paredes maestras encorsetaban un aire viciado. Ahogo.

Ganó sus alas hacía ya tiempo pero aún su herida supuraba. Vendas ensangrentadas cubrían su cuerpo, heridas de batalla.
Recuperar las fuerzas desde el epicentro trabajo le costaba, calma, serenidad, silencio, las voces de sus demonios en la oscuridad se alejaban. 

Pagado un dolor ocasionado con el esfuerzo de su alma. Purgar un carácter no conocido por herencia legendaria.
Conocer el medio, vislumbrar el sentido, galones que vas ganando en el camino. Recibió la gracia de ganar sus alas para seguir ayudando con un conocimiento adquirido, a otros seres, a ojos latentes que sin abrir la boca...piden auxilio.

El calor fue aumentando hasta crear una pequeña esfera. Una esfera que proyectaba una pequeña luz morada, un violeta en potencia. Desde dentro, en su vientre, fue creciendo en volumen, una energía prominente. Poco a poco fue elevando su cuerpo abriendo sus alas. Inminente.

Y se elevó, abrió sus alas, las que batió para desterrar el polvo de sus entrañas y dar paso al valor, el que sintió que le apoderaba. Un amor que de escudo sirvió para más tarde dibujar una figura esbelta y delicada. 
Evolución completada.

Sobrevoló manteniendo el posicionamiento vertical, serena, tratada en singular. Observando la estancia en la que se encontraba, le sorprendió ver dónde se había sentido recluida y abandonada. Se fijó, en su cuerpo malherido, rozó su mano al tacto, ésta vez con mimo, con cariño. Con la pena de lo sufrido, pero con la constancia de que todo había merecido.

Creó una fuente de energía desorbitada que explotó en luz, una luz que al admirarla cegaría los ojos de quién la mirara. Partió tablones, explotaron cristales, una luz que ciega pintó paredes en malva.

Respiró profundo, aire limpio, su cuerpo sanaba, de nuevo su destino. Se acercó a la ventana y con delicadeza cruzó la barrera recluyendo sus alas y una vez fuera observó con alivio su entorno, sintió la fuerza, su naturaleza.
Por fin estaba conectada.

Volteó su figura en el aire formando remolino, de él se desdibujaron heridas, la sanación representaba.

Y con una sonrisa sin poder reprimir alzó el vuelo para aprender a sentir, a percibir lo que antes no tenía sentido, en un  abrumador estallido de emociones por vivir. 

Por ayudar a otros a descubrir cuál es el verdadero sentido de la vida.


viernes, 10 de junio de 2022

Carcasas vacías


Una palabra de cariño, un adjetivo, para cada una de las personas que te arropaban tu alma en un abrazo, en un gesto bonito, con todo el amor, abiertos sus brazos, se ofrecían para levantarte al alba, de ellos sacabas fuerzas, para sentirte resguardada. Creías haber encontrado la almohada donde descansar tus golpes. Espejismo.

Fuerzas se vuelven en tu contra. Fuerzas en las que al girar el cartel, la palabra es otra.  Descubres con asombro que se convierten en tormento. Caras desfiguradas atormentan tu lamento. Ojos vacíos de un sentimiento, cuchicheos en una esquina con mal entendimiento.

Palabras bonitas llenaban sus bocas cuando sus gestos te dejan sola en una sala vacía. Palabras, palabras, palabras...
Expresión poco sincera o carente en contenido.

Dolor. Por creer que por fin te rodeaste de gente que tú elegiste con criterio y con razón, de repente sueltan cuerdas y caes de nuevo en lo que nunca olvidó tu pena, la tristeza de una certera idea que te acompaña desde el nacer... Tu soledad.

De donde emanas e irradias TU fuerza, escarbando con uñas y dientes en tu infinita esencia, para...poder. 
Verte guerrera y seguir adelante para no cometer.. ése mismo sentimiento errante la próxima vez... 

Tomas nota, pero repites equívoco, y sigues rasgando tu alma porque no sabes ser de otra manera. Te miran de reojo y con cara de... alerta?

Distante. Nada es lo mismo. Cada uno a su parcela, sabías ya, no pertenecer a ella pero te sentías cerca, resultaba ser...para nosotros el valor de seguir adelante. Sin embargo las palabras vuelan, se coge una idea y se tira fuera. Etiquetandote sin razón.

El que sufrió de verdad, no miente. Ya fue el querer decadente anteriormente, así que quiere, quiere de verdad, y sin razón. Tan sólo por tener paz en su corazón. 
Es conocerse, es molestarse en saber que todo el mundo es diferente. 

Yo soy yo.
Y tú?
No te conozco. Reconozco tu carcasa pero el interior es otro.

Creí conocerte y no salgo de mi asombro.
Aún me duelen las heridas, tus puñales, tus abusos. Los sufro, tus caras de disgusto. 
Tendrás valor, siquiera?
Te lo di todo, mi verdad más sincera. Con sus aciertos y sus errores. 

Y como una estúpida yo lloro. Porque creo de verdad, porque creo en la bondad y en el abrazo, no teatral, de sentir tu dolor.
Porque siento sin razón, de ser, de porqués, sin ninguna explicación. Siento porque siento. Porque vivo. Porque mi amor sincero e infinito, creí que lo supiste ver... 
Invidente eres? 

Dolor. Se repite de nuevo la acción. Y vuelves a verte reflejado en el espejo que aquella vez te susurró al oído para recordarte tu destino.
Soledad. Por la incapacidad de querer en desmedida, por justificar un juicio en retrospectiva donde pierdes la palabra empatía y el símbolo del amor. 
Amor de querer, de ayudar al prójimo y, tal vez, entender que cada vida es una vorágine de subidas y caídas. Todas con un entender de saber que cada uno es un mundo infinito, que un gesto aúpa sin recibo, que debe salir de tu ser.

Camino con la cabeza alta, no gasto un segundo en agacharla. No soy perfecta. Pero ni tú, ni él, ni ella.
Sólo sé que fui de corazón, que armé mi armadura para tu desazón. Hoy me encuentro con tus espaldas, con tus miradas de reojo, con tus distancias. Yo me refuerzo en mi honor, en el que te di de todo corazón.

Si no lo supiste ver, perdiste. Algo que era real... ya no existe. Quedó en el recuerdo, en un archivo encriptado, para que si lo abro por error no encontrar su sabor amargo. Aunque para mí, de vez en cuando, surja tu recuerdo y mi rostro quede cabizbajo.



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