Yo

lunes, 30 de noviembre de 2015

Lamiendo heridas

Mi corazón está asfixiado por el estrangulo de mis entrañas. No paramos de recibir hostias a diestro y siniestro poniendo una mejilla y después la otra. Piel enrojecida, irritada, golpeada y dolorida. Pero aquí seguimos, chulos como nadie nunca hubiera dicho. ¿Alguien da más? ¿Quién dijo que estábamos solos? ¿Quién dijo que no pudiéramos lamernos las heridas los unos a los otros?
Eso es precisamente lo que hacemos; abrazarnos, animarnos, respaldarnos, besarnos y querernos. Pues no hay mejor remedio que los amigos en los desgarros. Jodidamente orgullosos de la vida que,aunque hoy no sea igual, en el pasado llevamos, porque viajamos, conocimos, jugamos, amamos, cantamos, bailamos, gritamos, fumamos, bebimos, nos drogamos de aquello que se conoce como vida. Y que nos quiten lo bailao! Seguimos en pie de guerra luchando por una supervivencia en la que cada sentimiento vivido es bonito. Todo es fácil y difícil de llevar pero la sonrisa, la sonrisa amigos nadie nos la va a arrebatar... porque nosotros contestamos así. Sonriendo. Dedicándole piropos a este jodido mundo que nos cargamos día a día y que sólo nosotros somos conscientes, quizás, de la mierda a la que nos "invitan".
Porque nosotros no estamos solos. Somos gatos de la noche maullando en lo desamparado, que arañamos y trepamos por los nuestros si hace falta. Por que no hay nada como mirarnos a la cara y sin decir con palabras sentir lo que sentimos, ese amor de amigos que nos reconforta y nos protege las espaldas.
Como siempre os digo... os quiero amigos.

miércoles, 28 de enero de 2015

Mordaza

El poso del café en mis ojeras acumula ya noches en vela. Atada de pies y manos, con camisa de fuerza. Vomito pastillas. Rojas, verdes y amarillas. Y en mí, ráfagas de viento ondean al hueco donde mi silencio habita. Alguien me mira. Con cierta tristeza y melancolía. Pues lágrimas recorren despacio el rostro de mis mejillas. No sé si pedir ayuda o gritar con ira, no tengo fuerza para romper los grilletes y sentir mis propias heridas.
Atormentan voces mi cabeza que susurran a mis espaldas, sombras oscuras acechan en mi mente desordenada. Y grito desesperada con mi boca, apenas ya dibujada, que se acabe el silencio ensordecedor que azota mi corazón.
Busco y rebusco en mis entrañas. Me encuentro diminuta y arrinconada. Acorazada con un débil cuerpo que apenas soplas se lo lleva el viento.
Protegerla quiero.

Datos personales