Yo

sábado, 2 de julio de 2011

Gritar

Inspira. Expira. Coje aire profundamente y suéltalo. Cuenta hasta tres. No, mejor hasta cuatro, cinco, doce, dieciocho.. Cuenta hasta que te salga de las narices por que es una puta chorrada que "dicen" relaja y la verdad es que no sirve de nada! No te relajas una mierda! No ves tus ¿problemas? ¿dudas? ¿preguntas? diferentes ya cuentes hasta 3 o hasta 3000! Menuda gilipollez!
¿De quién coño es esa genialidad? ¿De alguno o alguna que se habrá pegado la fumada padre y estará más tranquilo/a que todas las cosas... Como si lo viera...

La cuestión es no poder estar nunca bien demasiado tiempo, siempre surgen "historias" que al final acabaran dándote algún quebradero de cabeza. "La vida sino sería muy aburrida" dicen... ¡Otra genialidad! Pero esta vez de algun/a gilipollas! Bueno, así de repartido está el mundo... Dicen...

Da igual si desapareces y apareces en otra parte. Da igual si te prometes a tí misma no comerte la cabeza por cosas que no QUIERES que te afecten, acaban haciéndolo igualmente. Da igual si haces un juramento de vivir tú tu vida sin importarte más nada en este puto mundo. Al final acabas pensando, valorando, examinando, experimentando, dudando, llorando y gritando... Gritando al aire. Siempre es el mismo final. Un final tristemente estúpido a tu forma de ver, pero que realizas igualmente involuntariamente.

A preguntas tontas respuestas idiotas. ¿No?. Podría ser así... Más fácil. Pero como resulta que eres una persona que lo piensa y repiensa todo mil veces... así te pasa. Que recibes ostias por todas partes. De tutti colori. Que mierda ser así. Que mierda tener la capacidad de pensar y de sentir. Que mierda el valorar sentimientos, emociones, ilusiones, pensamientos. Que mierda no ser una capulla integral a la que lo único que le importe es saber de qué color pintarse las uñas de los pies. Que difícil es ser yo. O tú. Que más da! Al fin y al cabo todos estamos metidos en este puto mundo pañuelo que no deja de ensuciarse y necesitar limpiarse una y otra vez. Ojalá fuera kleenex. Ojalá tus lágrimas se secaran y se tiraran sin más, sin pensar en ellas nunca más. El problema es que las piensas. El problema es que las sigues sintiendo y las sigues sufriendo. El problema quizás eres tú, quiero decir yo. El puto problema de mi vida soy yo. Cada día lo tengo más claro..

Cada día siento que ningún sitio está echo para mí. Ni lugar, ni personas, ni sentimientos, ni nada que me rodee. Cada día siento que muero de rabia. Rabia por sentir así éste dolor que me domina por dentro. Que me deja vivir un día bien y dos también, pero que al tercero me jode bien jodida. Y entonces llega el momento en el que quiero desaparecer, no existir. Simplemente para no sentir éste dolor que me come por dentro sin saber bien aún la razón.

Simplemente me limito a estar... que ya es mucho.


El roce de sus manos

Cuando entraba en el supermercado sentía la necesidad de mirar a cajas. Por si casualidad había coincidido con su turno y la vería cobrando pocos minutos más tardes. Al primer golpe de vista nunca la veía... así que se dirigía a por lo que necesitaba comprar directamente. Un cartón de leche, un cartón de zumo de naranja, huevos, un pimiento rojo, un pimiento verde, un calabacín, una berenjena, salchichas, cuatro iogures y una Xibeca. Se dirigía a caja. A perder el tiempo. Los veraneantes establecen un monopolio, tegiendo una red prolongada, haciendo que tu rutina incremente en un tiempo considerable.

Se la había encontrado las últimas 4 veces que había bajado a comprar y no había podido evitar reírse con ella, dedicarse unas palabras graciosas y despedirse hasta la próxima. Realmente deseaba encontrársela trabajando... realmente deseaba verla.

Y ahí está... De repente no le importa el tiempo que tenga que esperar, de repente una sonrisa se dibuja en su rostro buscándole la mirada a esos ojos grandes y abiertos color miel que desprenden ternura y al mismo tiempo alegría allá donde miren. A conjunto con su sonrisa que permanece inalterable. Graciosa estampa por sus dientes mellados y su carita tierna de chica atenta.
Dos turnos y llegaría el suyo. No sabía por qué le llamaba la atención de esa manera..

- Hola
- Hola guapa
- ¿Me das dos bolsas?
- Claro, pero te cabrá todo en dos?
- No, ¿verdad? ... Bueno, dame tres entonces...
- Sonrisas -
- Miradas -
- Seran 14,95€.
- Ten.

El mundo se para unos segundos. Sus ojos se miran y parece que la clienta de atrás, la que ha estado dando por culo desde que llegó, ha dejado de existir. No vive nada más a su alrededor. Sólo sus ojos y sus manos que vuelven a rozarse.

- Vale. Aquí tienes. Que tengas un buen día..
- Tú también..

Las palabras "que tengas un buen día" retumbaban en su cabeza produciéndole una sonrisa de oreja a oreja, incluso unos metros andados tiempo después. No sabía cuándo debería volver al súper pero esperaba de nuevo verla en caja y volver a sentir sus ojos como se clababan en su mirada con aquella dulzura y, curiosidad tal vez, a la vez.

Realmente creía que había existido un feeling especial entre las dos. Las miradas, a veces, dicen mucho más que las palabras... hasta el momento pronunciadas...







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