Yo

domingo, 23 de enero de 2022

Loba herida

Reconozco que he vivido presa. Como loba enjaulada y encadenada. Tiraban hueso en un cuenco al que apenas llegaba, y sed, desbordada. Una celda oscura y abandonada, de un lado a otro recorriendo barrotes, desesperada. Vigilando todo ruido extraño, posible alarma. Todo era un peligro, todo aquél que se acercara. Vigilando. Gruñiendo. Sacando dientes por si acaso alguien acercaba un brazo y de paso su carne me alimentaba. Aguardando el momento perfecto para mirar la luna y convertir mi alma antes de que abatirme determinaran.

Mis orejas agudizaron. Atenta. Un nuevo olor se había colado en la estancia, un olor no reconocido, alerta. Ruidos, golpes y gritos hicieron poner mi lomo erizado, peligro. No dejaba de ir de un lado a otro de la jaula levantando mi labio, enseñando dientes, preparada para cualquier cosa.

Mi cabeza baja alertaba el momento en que alguien bajara al sótano, aquél olor se paseaba hasta que cesaron los ruidos. Silencio. Máxima atención. El mínimo movimiento delata ubicación. Sus pasos se acercaban poco a poco hasta el umbral de las escaleras, era tímida, o quizás sabía qué iba a encontrase abajo, encadenado cual animal explotado. Me situé en el medio de la celda, preparada, mis fuertes patas delanteras clavaban mis uñas en la tierra. Mirada concentrada, lomo erizado y cabeza baja, enseñando dientes por si se lo quiere pensar dos veces.

Está aquí. Poco a poco baja, cada pie en un escalón con pausa, sabe lo que se hace, sabe que estoy yo?
Quién es? Se para delante mío sin hacer nada, me mira, sus ojos no tienen ira. Gruño por si acaso..

- Calma.. no voy a hacerte nada. Tranquila

Olfateo, retraso mis pasos en la celda y observo. No hace nada. Gruño de nuevo. Se ha acercado al plato y pone agua, me la acerca. No me fío, pero estoy deshidratada, así que no sin reticencias me acerco y huelo. Es agua. Bendita agua, mi cuerpo escuálido y maltratado necesita hidratarse. Y saco lengua y bebo. Por si acaso le gruño, no se crea que ha ganado.

- Eso es, bebe tranquila.

Tranquila? Es una puta broma? Me retiro erizado el lomo y enseño mi dentadura sin  descanso. Se acerca... Pone su mano poco a poco para dejarme olerla. Como no voy, se sienta y espera. Pasa tanto tiempo que me aburro y me siento sobre mis patas traseras. Me acerco poco a poco. Cuidado. Es extraña, pero no es como los otros. Tiene buena energía y está equilibrada. La huelo. Se gira me mira y me pregunta qué pasa?
Deja su mano cerca para que pueda olerla, y me retiro a mi rincón a esperar no sé qué.

Se levanta. Me levanto. Aunque me siento gruño desconfiada y de vez en cuando enseño diente. Abre la celda y se posiciona en mi rincón contrario, se sienta de nuevo y relaja. La miro y vuelvo a mirarla y con mi pesada cadena del cuello me acerco y vuelvo a olerla y a reconocerla. 

- Tranquila, voy a sacarte de aquí y llevarte conmigo.

Y sin apenas dilación y aunque he marcado su mano con mi boca, observo minuciosamente qué va a hacer con la otra. Su mano libre acaricia mi cuello sin temor y con cariño, así que retiro mi mandíbula de su mano y sin que apenas se note le rozo un lametazo. Y ahora sí, con sus dos manos quita el tornillo y me libera de un collar de hierro macizo que tantos años me ha pesado y me ha destrozado el cuello, cae por su propio peso.
Soy libre. Soy libre? La miro sin comprender, y mientras con sus dos manos acaricia mi cuello;

- Soy tú, tú eres yo. Mis 20 con mis iras y venidas. Estoy aquí para llevarte y cuidar de ti. Vienes conmigo?

Y fui.





Resiliencia

La resiliencia la conocemos en el plano de la física, es la capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado expuesta. Éste término pasó a adoptarlo la psicología en cuanto a la capacidad del ser humano para sobreponerse a circunstancias de adversidad en su existencia; tragedias, traumas, amenazas o estrés severo.
A pesar del dolor vivido la persona renace de nuevo a la alegría por medio de reinventarse a sí misma al dar un sentido constructivo a la realidad desde la visión del aprendizaje.

Hay varios puntos que caracterizan a una persona resiliente, cada persona adopta las características a su vivencia o vivencias de manera que adecúa según su estado o momento por el que transcurre su vida. 

1. Red social de amigos y familiares.
No se cierran a sí mismos (su dolor sí, posiblemente). Son autónomas, sin embargo, no hacen de ésta actitud proactiva una autosuficiencia individualista sino que nutren su vida con lazos afectivos de colaboración y afecto. Lo verdaderamente definitivo es la calidad del vínculo y la influencia constructiva de ése entorno.

2. Un mundo interior creativo
Cuando la realidad exterior muestra su lado menos amable, la persona no sólo puede atender a la lectura de los hechos sino que también puede refugiarse en ése universo que cultiva a través del autoconocimiento, el arte.

3. Adaptación al cambio
Cuando la realidad cambia, incluso cuando ésta alteración de los factores externos se ha producido en contra de su voluntad, la persona se posiciona ante un mapa de la realidad que le implica de manera vivencial.

4. Inteligencia emocional
En situaciones de adversidad pueden producirse sensaciones contradictorias, así como hay espacios para sentimientos vinculados con la tristeza.
Una persona resiliente no tapa ésta realidad emocional sino que la integran en su vida dando espacio a la escucha de esa información que tiene un mensaje que expresar. Es una de las características más fuertes de las personas más resilientes.

5. Miran hacia el futuro
Es imposible hacer cambios vitales poniendo el foco en el ayer puesto que el pasado ya está escrito. Miran al mañana con esperanza y se enfocan en el presente. Siempre se marcan nuevos objetivos que alcanzar.

6. Pierden poco tiempo en quejarse
Las quejas son humanas, sin embargo, una persona resiliente es protagonista de su destino, incluso cuando vive un periodo de dolor. No se desgasta de manera crónica a través de la rumiación mental y quejas constantes.

7. Sentido del humor
La risa y la sonrisa son elementos medicinales que refuerzan la fortaleza frente a la superación de un hecho triste.
Cuando una persona vive un momento de dolor el espacio para el humor es menor que aquél que se produce en la alegría. Sin embargo éste ingrediente está presente aunque sea en pequeñas dosis.

8. Gratitud
Incluso en el dolor, la persona resiliente es consciente de que tiene motivos para dar las gracias a la vida. Por el abrazo de consuelo de ese amigo, por la compañía de las personas más cercanas o por la felicidad vivida hasta el momento.

9. Piden ayuda cuando la necesitan
No esperan a que los demás adivinen sus pensamientos sino que se cuidan a sí mismas. Además piden ayuda por iniciativa propia.

10. Empatía
Son personas con gran sensibilidad y empatía, no sólo hacia los demás sino hacia sí mismos.

La resiliencia no es un poder que tengan tan sólo unas personas, todos somos resilientes, sólo que hay diferentes niveles desde bajo hasta alto. También es una característica en la que se puede trabajar y fortalecer uno mismo para conciliar un bienestar emocional y equilibrado.

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