Intento con todas mis fuerzas arrancar, por algún posible resquicio, echando mano de garras y uñas, deshacerme de tal hechizo. Imposible hasta el momento. Vomito palabras que me alienten hacia una esperanza de alcanzar dicha hazaña... Despellejarme la piel a tiras, pues lo que importa anda en protegida, de barrotes de hueso humano llamados costillas.
Grito en silencio a la vida misma, a aquellos que lo llaman amor, muchos lo llamamos hipocresía.
Lluvia ácida en desmedida, para mi cara, mi cuerpo y mi alma. Una lenta agonía. Por lo que pasamos en ésta y en otra vidas. Por lo que nos queda por vivir, gritar, gemir. Sentir.
Pasos doy a destajo, huyendo de un posible afecto, un sentimiento vetado. Un virus, hecho mal trago, como si ratas buscaran su agujero en mi lado más tocado. Donde me cosen la boca con cuero, donde me obligan a mirar hacia el cielo, y en éste, nuestro universo, contemplo las estrellas mientras mis lágrimas recorren por mi mejilla cuando pienso que te quiero. Una estrella brilla en el firmamento y otra, se apaga, por falta de aliento. Por falta de manos que crucen otras manos, que no encuentren el desacuerdo. Que busquen su dolor más innato. Que tu sangre sea la mía, que el aire que tu respires me mantenga a mí con vida.Que las huellas que dejas por el camino sean las que yo siga algún día...
