Yo

lunes, 21 de noviembre de 2022

Mi cabeza me come


 Busco a Morfeo. Espero que me ofrezca la pastilla roja y me despierte de una supuesta realidad que me agota, que no le encuentro el sentido. No encajo. Mi mente enloquece a otros niveles que no puedo controlar. No encuentro el sentido a muchas cosas, demasiadas, quizás. Y mi mente se resiente por valores que no encuentro en otras representadas. Me siento rara. Me siento diferente, quiero escapar a otro horizonte buscando darle un sentido a mi vida, nuevamente. Un sentido que aún no he encontrado, que no se caracteriza. Quiero vivir, sentirme tranquila, que me desconecten de ésta y creer en otra vida.

Pero no sé dónde, me siento perdida. Pienso que crezco cada día y la maceta en la que me plantaron me queda más y más pequeña día tras día. Brotan mis hojas y no tienen espacio, entre cuatro paredes sólo diviso mi naufragio, y a veces, me rindo ante él. Me dejo llevar por la marea, no me gusta y me siento incompleta, y un vacío existencial se apodera de mí de forma desmedida, el monstruo que sale de debajo de mi cama asoma para devorarme y acabar con ésta trama.

Incomprendida. Por mí misma. No por los que me rodean que ven estabilidad en mi mirada, cuando en realidad mi mente cada día es una batalla. Y grito en silencio, auxilio, de manera desproporcionada, mi corazón se hunde en un mar de lágrimas que no dejo que se derramen en cascada. Y aguanto, me las guardo para mí, para mi cielo encapotado, para intentar una y mil veces resurgir de un desierto desanimado. Y lloro, lloro en silencio cuando estoy sola, no representa mi idea de vida cada día que la luz asoma. 

Para mí son días grises, pensamientos en reforma, para encontrar qué es lo que falla y encontrarle solución ahora. Ahora mismo ya, la necesidad me desborda. Me ahogo. Intento coger aire al respirar. pero una bola en la garganta decide qué cantidad de aire puede pasar, y cuál no, mi mente me absorbe. Me corroe, me deriva a una zona dónde no encuentro indicaciones. Y sufro, recuerdo porqué me enganché de nuevo a la vida, y donde antes encontraba luz ahora existe un agujero negro en el que me encuentro absorbida.

Quizás una mochila de reproches, a mí misma, desencajan mi mandíbula. Golpe tras golpe un saco de boxeo que se vacía. Una arenilla que cae al girar un reloj de arena, demasiadas vueltas ya para encontrar la manera de no pesarme más la vida. Pasa el tiempo a la velocidad de la luz y no me doy cuenta de que todo caduca en la vida. Que se acaba el tiempo, que no encuentro remolque, que mi viaje no tiene destino sino que me corrompe, en un infinito vacío, sin soporte, donde se apaga poco a poco mi luz y me descompone. 

Porque sigo agotada sin más, y sigo por inercia, porque no encuentro respuestas en las que descansar mi penitencia, de no saber qué hago aquí, de no saber cómo seguir, de no encontrar un motivo que me haga sentirme feliz.

Así estoy hoy, y viene pasando en días, me canso de empujar del carro de la melancolía. De recuerdos de cuando me encontraba fuerte, de recuerdos de empoderamiento creciente, hoy no me reconozco ante el espejo, hoy quiero recuperar por mí misma mi aliento, Para seguir, para seguir empujando, para saber que vienen momentos mejores y pensar en éstos para estrujarlos. Para sacarle jugo, y aprender de ellos, aunque los malos momentos se sientan eternos.


Datos personales