Yo

jueves, 7 de abril de 2011

Sola

En la cama. Sola otra vez. Recordándote. Pensándote. Deseándote. No hay parte de mi ser que no te entregara. Se eriza mi piel y siento un escalofrío con sólo imaginarte apoyado en mi almohada.
Deseo tanto que tus labios besen a los míos... Acariciarte el pelo mientras beso tu cuello. Quiero mirarte a los ojos y demostrarte todo lo que soy por dentro. Quiero sentirte, quiero evadirme en un éxtasis profundo que me transporte a lo más alto... Quiero que disfrutes de ésta locura, una mezcla perfecta de vicio y ternura.
Siente. Vibra. Alcanza a notar que mis latidos se coordinan al vaivén con el que me dominas.
Desesperación. ¿Por tu parte o por la mía? Sudor. Necesidad de agua fría, para que calme éste incendio que provocas en mi alma, ahora mismo aturdida. Ámame. Miénteme si no es así. Dime que lo haces.
Así podré olvidar que sólo me quieres para follar. Me dejarás echada en la cama, y con una excusa barata, te largarás. Me olvidarás, como alma que lleva el diablo. Y yo, me quedaré aquí, pensando. En la penumbra de mi alcova, divagando. Imaginando un sueño perfecto. Quizá no exista tal sueño. Quizá exista sólo el sexo del que disfrutamos como dos posesos. Quizá. Tal vez me quiera enamorar. Y sentir algo más. No sentirme sólo un trozo de carne, el cuál puedas degustar. También quiero querer. Sentirme querida y amada como una mujer. Como quizá nadie hasta ahora ha logrado, por no molestarse siquiera a intentarlo.

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