Yo

viernes, 8 de abril de 2011

Ira

Ira. Dícese del sentimiento que recorre mi cuerpo cada vez que veo tu nombre en la pantalla de mi teléfono.
¿Para qué me llamas? ¿No fui lo suficientemente clara? ¿No te dije acaso que de tí ya estaba harta?
Consigues sacar lo peor que hay en mí, toda esa ira acumulada, gracias a tí, en secuencias parpadeantes en mi cabeza que no me dejan sentir ni un poquito, siquiera, piedad de tí. Todo ello surge sólo cuando sé de tí. Ya te encargas tú de ello. Gracias, de nuevo. Parece que lo huelas, como un perro huele a su presa (digo perro que no lobo, considerando que es demasiada categoria para el tipo de perra que has sido toda tu vida). Menteniéndote al acecho. Al seguir un rastro de tranquilidad, saltas y atacas. No lo puedes remediar ¿verdad? Sin piedad.
Sabiendo que desgarras, que provocas dolor y resquemor, cada vez que apareces de la nada. Creo que ya no duelen las heridas, sinó la forma de atacar, de una perra desquiciada y amargada, que llega a tocar la moral.
Un sentimiento gore se apodera de mí. Intenta reprimirse en mis adentros por no explotar, y no provocar un acontecimiento que sólo me produzca consecuencias a mí. De veras quiero y no puedo. Siempre estás ahí. dándo por culo a diestro y siniestro. Porque sabes que hieres, y éso quieres. Conciencia no tienes, ya lo demostraste a lo largo de tu vida. No lo vas a conseguir, por mucho que intentes hacerme daño, más te voy a hacer yo a tí. ¿Sabes cómo? Siendo feliz. Que es lo que tú nuca has sido y pretendes que siga yo tus pasos detrás de tí. Jódete! porque ya supe aprovechar la vida que no me diste tú. Me la dió las ganas de vivir en mi libertad, sin sentir, sin sufrir. Sin sentimiento de culpabilidad. Culpable eres tú. Por eso despiertas en mí ésa ira que hace que reniegue de tí.

Datos personales