Yo

jueves, 22 de septiembre de 2022

Mañanas

Otro día que abro los ojos. Miro el blanco techo unos instantes y ya no puedo acordarme de si he escuchado la alarma o si mis ojos han dado su primer golpe de estado del día y se han abierto solos por decisión propia. 
No pienso. No puedo. Mi cuerpo está en mi cama, pero apenas mueva nada. Casi ni parpardea. No estamos.

Valoro. Miro al cielo por mi ventana a ver qué color ha decidido ponerse hoy. Las hojas de los árboles se mueven, y una suave brisa mañanera hace que se estremezcan mis piernas, e involuntariamente ellas solas, deciden taparse.
Oigo cantar a los pájaros, y la vecina del bloque de enfrente ya relincha a su nieta pequeña que se tome la leche. 

Permanezco inerte. Aunque mis sentidos agudizan y los sonidos cotidianos me devuelven a la realidad? A una realidad? Ésta quizás? La que se llama ahora "normalidad"?
A veces difiero. Y otras muchas sólo por aburrimiento.

Me autoescaneo buscando agujeros negros donde exista un dolor persistente. 
- Ahí estás. De momento te comportas eh..
No me des mucha traya hoy y nos llevaremos bien...

Poco a poco me estiro. Alcanzo sensuales siluetas sin ánimo de lucro propio. Pero son movimientos en los que se ve atrapado mi cuerpo y siento un bienestar interno en el que encuentro placer.
Esos pequeños placeres de la vida...

Recojo todo el poder de mi alma de buena mañana y me siento en la cama. Toco con mis pies en el suelo y los miro. 

- Vamos, tú puedes nena. Viniste para dar caña en tu mundo. Dale.
Y te preguntas que si es valiente?
Te contaré algo.

Ha vivido cosas que le han destrozado el alma.
Ha escuchado cosas que le han matado por dentro.
Han desconfiado de ella cuando más leal ha sido.
Y ha recibido la traición cuando más confianza ha dado.
Pero mírala, ahí sigue de pie. Y con esa sonrisa pintada en su rostro...

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