Yo

lunes, 2 de abril de 2012

Dolor

No tengo fuerzas para seguir. Mi alma pierde fuerzas y mi corazón poco a poco deja de latir. Cada vez siento sus bombeos más lejos de mí, y mi sangre se obstruye en mi cuerpo, sin encontrar caminos donde regar un porvenir. Nunca llega ese momento de calma a mi aura desencantada. Necesito llegar a un fin. Un final a éste dolor que me mata, que me nubla la vista y me maltrata. Un final a éste desespero, al que me corroe y me duele con tal desenfreno. No puedo más. Siento que me hablan y mi mente se mantiene ausente de todas las palabras que levitan a mi alrededor, siento que presto atención a motas de polvo que no puedo tocar, al aire que me acaricia la mejilla y al que me intento aferrar. Al sol que devuelve color a mi piel pero que parece no entender que mi alma sigue sin blanca, pálida, débil, apagada.
Caras amigas angustiadas, sin poder dar una explicación de lo que por mi mente arrasa sin premeditación. Simplemente siguen ahí, agradecida multiplicado por mil. Pero no encuentro sendero por el que atajar a éste desespero. No encuentro salida a un laberinto de espejos donde a cuál peor me veo reflejada. Unos muestran mis miedos, y en otros me veo encarcelada. Negro, oscuro, gris. En mi sangre huellas, pisadas, patadas a destajo que hoy por hoy no dicen nada. Queda dolor, resquemor, algo que se apodera y alimenta de lo que llamamos vida. Mi vida.
Atrás quedan esperanzas del poder que mantenía. Sonrisa.

Sólo espero poder recuperarla algún día...

1 comentario:

  1. Alimenta al dolor con algún sustituto de la vida, y deja a ésta que encuentre el sendero sola. Siempre lo hace.

    Un beso.

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