Y vuelvo a decaer en tí. Me dejo arrastrar a tus brazos sin resistencia ninguna en mí. Y me abrazas. Y me aprietas, como no dejándome ir nunca más lejos de tu existencia. Me besas. Acariciando tus manos mi pelo negro de pantera. Dibujando un arco en mi espalda, que seduce al mismo tiempo que exalta, ése deseo sentido hacia tí. Recorres mi piel, con encanto y suave tacto, sin dejar rincón no encontrado. Haces estremecerme una y otra vez. Tus ojos, deseándome, delatan tu debilidad más exacta. Mírame. Mírame así. No dejes de mirarme nunca como lo haces hoy, aquí. Y vuelvo a perderme en tí.
Vuelvo a sentir que creces cada vez que me sientes. Cada vez que entras en mí. Hueco húmedo dedicado a tí. Agua de la que bebes a razón de tu existir. Amorro mi boca en tu cuerpo para beber también yo de tí. Desesperada sed. Sed que conlleva a la locura al perderse tal necesidad existencial. Bravura.Y vuelvo a degustar, cómo no, otro sorbo de vino...

Buena forma de degustar el vino... Envidio a la copa en tus labios y al líquido que entra en ti...
ResponderEliminarBeso sediento.
Je, je. Todos tenemos nuestra pequeña cohorte de fieles. Se me olvido el vino en casa, ¿no hay problema no? xD
ResponderEliminarNalla, me ruborizas.. ;)
ResponderEliminarBeso tinto.
Sr.Rorschach, no hay problema.. bienvenido siempre. ;)