Yo

jueves, 28 de abril de 2011

Apatía

Terriblemente apática. Me da igual estar que no estar. Me da igual que me grites, que me adules, que me critiques.. Me aburres. Me cuesta moverme. Me pesa el alma, que por el suelo se arrastra, y me atrae a una caída inminente. Párpados cansados. No sé si el sueño hace estragos, o es simplemente mi vida, la que va a la deriva. Cansada de todo. De tener que soportar mi vida día tras día. Jodida. Asqueada. Deprimida en un estado de agonía que perdura demasiado. Perdida. En diferentes sensaciones que no dejan lugar a la alegría. Mis risas, aunque fueron recibidas, hace una horas, ahora parecen estar en la lejanía. Inerte. Estado en el que prefiero estar en días como éste. Mis ojeras empiezan a hacer mella. Aturdida delante de la pantalla, queriendo huir del mundo que me rodea. Mierda de mundo concebido. Arcadas. Vomito palabras para dejar mi mente clara. Sin remedio alguno. Náuseas. Malestar en general. Huyo a mundos imaginarios donde escabullir.Dónde mi cabeza
pueda sobrevivir. Al margen de pensamientos abstractos que me hagan debatir sobre mi vida en sí.

Hoy no estoy. Mejor me retiro hasta mañana..

Delirios

Simplemente una noche más, como otra cualquiera. Había llegado a su casa justo a la hora de cenar, después de haberle dado su padre la orden de cerrar ya. Los niños ya cenaban en sus casas con sus padres así que poco más había que hacer en el trabajo esa noche. Entre semana las ferias andan cerradas pronto. Los fines de semana se alargan por el descanso semanal ya conocido. Así que tardó poco en cambiarse y correr a su casa a olvidar la jornada y recobrar su vida.
Tampoco se había esmerado mucho en la cena, al ser coloquial entre amigas, mejor informalidades. Pizzas. Hablaban. Se contaban las anécdotas varias vividas ése día. Se producían sonrisas, carcajadas sonoras, por las escenas imaginadas y descritas. Otro día más. Repasadas inquietudes varias de cada una de sus vidas, recogieron después de cenar. Luego se acomodaron en el sofá intentando encontrar en la tele algo con lo que disfrutar. Pero echo totalmente imposible de realizar, optaron mejor por una película sin más.
Se acomodaron. Siempre andaban peinándose, haciéndose recojidos varios. Así empezaron a visualizar el film. Poco después quedaron aún más acomodadas. Recostada una sobre la otra, acariciándole el brazo, produciendo un cosquilleo relajante, que a muchas mujeres enloquece por naturaleza.
Poco a poco las caricias se alargaron hacia todo el brazo, no como lo había echo hasta entonces, por el antebrazo. El echo de recorrer a larga distancia dicho deslizamiento de dedos hizo que sin querer, o queriendo, que rozara su pecho con normalidad en todo momento. Pero sin apenas sentir el tiempo transcurrido, las pulsaciones de sus ritmos cardíacos empezaban a acelerar. Ciertos latidos constantes y pronunciables bombardeaban sus cuerpos, sudorosos por la estación en la que se encontraban. La ligereza de ropa en verano, en muchas ocasiones es importante. Erizado el vello se empezaron a sentir. Gran silencio entre ambas. Sólo se oía la voz de los actores que sin éxito actuaban. Apenas tomaban en cuenta lo que les rodeaba, mucho menos iban a prestar atención a una filmación.
Se incorporó. Quizá temiendo reacciones. Pero el deseo no entiende de pausas, ni reflexiones. Se miraron a los ojos como nunca lo habían echo, ni siquiera imaginado. Se besaron. Se comieron. Un fuego que les abrasaba recorría sus cuerpos. Sin control. Sin pensar. Simplemente se dejaban llevar. Rozaban su piel con delirio desconocido. Se encontraron la una a la otra rincones escondidos, naturalmente conocidos, pero no con la profundidad con la que en la actualidad indagaban.
Caricias, besos, miradas que penetraban. Como penetraban sus dedos, al compás del deseo, que en sus adentros provocaban su libido encharcada. Alcanzando un éxtasis profundo en lo más alto imaginado...           Sonó el teléfono. Mirando de reojo el fondo de pantalla, ocasionó la rotura de tal magia. La miró.

-Es él.
-Cógeselo, tranquila. No pasa nada.
-Joder... Hola cariño. ¿Cómo te ha ido el día?...

Se acabó. Como si de una escena paralela a sus vidas se tratara, hicieron como si nunca hubiera pasado nada. Evidentemente pasó. Y la repercusión fue perderla sin explicaciones dadas. Supo de ella por las amistades en común. Cada una siguió con su vida, y nunca más volvieron a encontrarse.
Quizá miedo a lo experimentado. Quizá verguenza por no saber qué. Sentimientos encontrados en momentos determinados.
Quizá, quizá, quizá..
De vez en cuando se recuerdan. Se interesan en la vida que cada una lleva. Pero ahí se quedó. En algo que nunca pasó.

Si así se sienten mejor...



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